Constantino de Grecia ha fallecido este martes a los 82 años a consecuencia de las complicaciones derivadas del derrame cerebral que sufrió el pasado 6 de enero. Lo ha hecho rodeado de su mujer, sus hijos, sus nietos y sus hermanas, a quienes estaba muy unido. Esta pérdida ha sumido a la reina Sofía (84 años) en una profunda tristeza, y es que no es ningún secreto que la madre de Felipe VI sentía predilección por su hermano pequeño.
Ni la distancia, ni el paso del tiempo, ni las polémicas familiares, como la que enfrentó a la reina Letizia con Marie Chantal en 2018, rompió ese vínculo fraternal que ha permanecido intacto hasta ahora.
Doña Sofía siempre ha estado muy pendiente de su hermano, sobre todo en los últimos años en los que la salud de Constantino se vio muy deteriorada. Aunque el contacto telefónico nunca les ha faltado, eran habituales sus viajes a Grecia para pasar tiempo con él, días en los que seguro aprovechaban para intercambiar confidencias y recordar con una sonrisa algunas de las pericias que hacían siendo unos niños.
Constantino de Grecia y la reina Sofía en una de sus últimas imágenes juntos
Una infancia complicada que forjó su fuerte vínculo
Doña Sofía contaba con poco más de dos años cuando se vio obligada a salir de Grecia con toda su familia a consecuencia de la invasión nazi durante la II Guerra Mundial. La familia real llegó a vivir hasta en 22 casas diferentes alrededor del mundo en circunstancias casi de penuria extrema. De vuelta en Grecia seis años después, juntos vivieron los años más felices en el palacio de Tatoi, residencia de verano de la familia real griega y donde se encuentran los restos mortales de sus padres. Allí jugaban y se divertían con las historias mitológicas de su padre, momentos que forjaron un vínculo indestructible todavía sin conocer todo lo que les tenía deparado la vida: una guerra, el exilio y dos familias radicalmente diferentes.
En 1962 las vidas de Sofía y Constantino se separaron a consecuencia del compromiso de ella con don Juan Carlos y la nueva vida de él junto a Ana María de Dinamarca.
Muy unidos pese a la distancia
Hasta 2013, Constantino y su familia residían en Londres. Allí forjaron una gran amistad con la familia real británica, hasta el punto de que el monarca es uno de los padrinos del príncipe Guillermo. Con la autorización del Gobierno griego, Constantino y su mujer Ana María vendieron su residencia en la capital inglesa y regresaron a Porto Heli (Peloponeso) con el objetivo de pasar la recta final de su vida en casa, y así ha sido... Desde entonces, sumado al delicado estado de salud del monarca, los viajes de doña Sofía a Atenas empezaron a ser cada vez más frecuentes, casi siempre acompañada por su hermana Irene.
Hasta allí se trasladaba el pasado 6 de enero cuando le informaron que su hermano había sufrido un derrame cerebral. La reina emérita se encontraba en Roma y no dudó un momento en viajar a Atenas para estar al lado de Constantino.
La relación de Constantino de Grecia con Elena, Cristina y Felipe
Si hay algo en lo que ha trabajado la reina Sofía durante años es en mantener ese vínculo afectivo con su familia griega. Durante años, eran habituales los encuentros privados de don Felipe con su primo Pablo o los de la infanta Cristina con Alexia de Grecia. Sin embargo, el paso del tiempo les separó y ya son muy escasas las ocasiones en las que los hijos de los reyes eméritos han disfrutado de veladas informales con algunos de los miembros de su familia. La última fue en octubre de 2021 con motivo de la boda del príncipe Philippos con Nina Flohr, por aquel entonces fue la infanta Elena quien acompañó a su madre en este acontecimiento tan especial para todos y donde volvieron a exhibir el enorme vínculo que existe entre todos ellos.