La reina Sofía deslumbra con la blazer estampada y con brillo satinado que más rejuvenece e ilumina la cara

La reina Sofía ha presidido el concierto solidario 'La Música del Reciclaje', acompañada por su hermana, Irene de Grecia. La madre del rey Felipe VI ha optado por una blazer estampada muy original y rejuvenecedora

Jara Bravo
Jara Bravo

Redactora digital de Lecturas

Reina Sofía
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Ni si quiera la Navidad ha detenido a la reina Sofía (84 años). La madre del rey Felipe VI ha reaparecido después de las señaladas fechas para presidir el concierto solidario 'La Música del Reciclaje' en el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pio de Madrid. Durante el acto, los asistentes han podido disfrutar del viaje musical que la Orquesta del Reciclaje había preparado con piezas de distintos países que evocan los parajes más especiales y recónditos del mundo. A ellos se ha sumado el Kanka, un cantautor malagueño que ha derrochado talento por los cuatro costados. Un evento cuya recaudación irá destinada a seguir promocionando la formación de niños y niñas que se encuentran en riesgo de exclusión social en materia musical.

La reina Sofía ha llegado al teatro, acompañada de Irene de Grecia, su hermana e inseparable compañera. La abuela de Leonor (18 años) se ha decantado por una de las combinaciones con las que se siente más cómoda: un conjunto de dos piezas totalmente combinado en cuanto a color. En la parte de arriba, la monarca ha lucido una blazer estampada, con formas irregulares, tonalidades terrosas y brillo satinado, bajo la cual se apreciaba una blusa marrón.

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A pesar de que estas características ya llamaban la atención, la esposa del rey Juan Carlos ha querido añadir un largo pañuelo de color marrón claro que llegaba hasta sus piernas y un conjunto de varios collares. El estilismo terminaba con unos pantalones rectos en la misma tonalidad que la chaqueta de traje y un pequeño bolso de mano.

Las vacaciones secretas de la reina Sofía e Irene de Grecia

La primera semana de diciembre siempre está marcada por el puente de la Constitución. Unas fechas en las que media España aprovecha para hacer alguna escapada y desconectar del estrés y ajetreo diarios. La reina Sofía no iba a ser menos y el pasado puente hacía las maletas y ponía rumbo a Suiza, acompañada de su hermana Irene, según informó Vanitatis. Esta marcha coincidió, casualmente, con las polémicas declaraciones de Ángel Cristo Jr sobre la relación de Bárbara Rey y el rey emérito Juan Carlos, así como el chantaje que la exvedette habría llevado a cabo contra el monarca.

Sin embargo, según una fuente cercana a la familia que habría hablado con el citado medio, "era una visita planeada desde hace tiempo para estar cerca de su hija y aprovechar los días de fiesta". Por desgracia, justo en esas fechas, la infanta Cristina volaba hasta Barcelona para estar con su hijo en su 23 cumpleaños, ya que el joven se encontraba sin compañía.

A pesar de ello, la reina emérita no se amedrentó y decidió quedarse unos días en Ginebra. De esta manera, las hermanas disfrutaron de los lujos y comodidades de un hotel situado en la parte antigua de la ciudad y muy cerca del lago Lemán, cuyas habitaciones cuestan 800 euros la noche. 

La reina Sofía: imparable por fuera, pero destrozada por dentro

Desde hace ya algún tiempo, la reina Sofía ha demostrado tener una agenda la mar de ocupada. La XXXII edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, los Premios BMW de Pintura o el X Congreso Nacional de Alzheimer han sido algunos de los actos donde la monarca ha hecho gala de su serenidad y entereza, a la vez de un exquisito gusto estilístico. En todos ellos, Sofía se ha mostrado interesada, sonriente y habladora.

Una forma de actuar que contrasta con las desgarradoras lágrimas que derramó en  la entrega del premio rector honorario vitalicio en la Universidad Camilo José Cela. La abuela de la infanta Sofía agachó la cabeza y se llevó una mano a la boca intentando contener el llanto. Pero de nada le sirvió: Sofía rompió a llorar silenciosamente, mientras intentaba secarse rápidamente las lágrimas. Un momento de vulnerabilidad totalmente insólito en la monarca, ya que ni si quiera en la época de más polémica en su familia se permitió derrumbarse.

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De esta manera, la reina estaría llevando a cabo unas actitudes completamente contradictorias: imparable en público, destrozada por dentro. Una forma de actuar que sorprende en ella, pero que tiene una explicación. Este año el núcleo duro de Sofía se está desintegrando. El pasado enero, su hermano Constantino fallecía tras un varapalo de salud y hace unos meses la revista Lecturas reveló que Irene de Grecia sufría "el mal del olvido". 

A esto también se suman otros momentos clave, como el hecho de no poder asistir a la jura de Constitución de Leonor por deferencia al rey emérito, que no estaba invitado al acto en el Congreso de los Diputados. O también su enfado con Victoria Federica por no asistir al cumpleaños privado de su prima Leonor. A pesar de todo ello, la madre de la infanta Elena ha hecho de tripas corazón, evento tras evento, para cumplir con sus deberes reales y dejar claro lo implicada que está con la Casa Real.