Isabel II ha vuelto a demostrar una vez más que, para ella, su labor como cabeza visible de la casa real británica es muy importante. A pesar de la hospitalización del duque de Edimburgo, quien el pasado lunes 1 de marzo tuvo que ser trasladado de centro médico, la monarca no ha dejado de lado en ningún momento su agenda institucional. Tanto es así, que la soberana inauguró una estatua de sí misma en Australia a través de una videollamada.
Sin perder la sonrisa ni un momento, la monarca incluso llegó a bromear en varios ocasiones cuando le mostraron la nueva estatua que han inaugurado en el otro lado del mundo. Eso sí, este acto tuvo lugar el pasado miércoles 24 de febrero, aunque el palacio de Buckingham decidió compartirlo públicamente a través de su cuenta oficial de Instagram el mismo día que el duque de Edimburgo tenía que ser trasladado de centro médico debido a su delicado estado de salud.
Se trata, además, de un hito histórico de la reina Isabel II, ya que se trata de su primera videollamada a Australia desde que comenzó la pandemia y, además, es la primera vez que la monarca inaugura una estatua de forma virtual. Todo en un momento muy complicado para ella, en el que no ha dejado de estar en ningún momento al pie del cañón.
La monarca tuvo que vivir ayer desde la distancia el traslado del duque de Edimburgo desde el hospital King Edward VII a St. Bartholomew’s, en donde ya ha pasado su primer día completo. Un cambio que el palacio de Buckingham confirmó en un comunicado en el que también reconocía que el marido de Isabel II está siendo tratado de una afección cardiaca previa.
“El duque de Edimburgo fue trasladado del Hospital King Edward VII al Hospital St. Bartholomew's, donde los médicos continuarán tratándolo por una infección, además de realizarle pruebas de una afección cardíaca preexistente", aseguraban. Una noticia que ha hecho que la preocupación sobre su estado de salud no pare de aumentar