El príncipe Andrés se ha convertido en el centro de todas las miradas en Inglaterra, en especial, después de que el pasado miércoles 20 de noviembre decidiera dar un paso atrás y renunciar a sus “obligaciones reales”. Un movimiento que llega tan solo cuatro días después de conceder una entrevista para la BBC en la que hablaba de su relación con Jeffrey Epstein.
El duque de York tuvo que explicar su amistad con el pederasta, que apareció ahorcado hace unos meses en una cárcel de Nueva York, y las acusaciones de Virginia Roberts. La mujer asegura que fue obligada a mantener hasta en tres ocasiones relajaciones sexuales con el hijo de la reina Isabel II cuando tan solo tenía 17 años.
Una amistad con Epstein que permitió al príncipe Andrés llevar un tren de vida que solo no habría podido mantener. El príncipe tiene una asignación anual del Gobierno, que perderá tras renunciar a sus obligaciones reales, y una pensión de la Armada. A esto hay que añadir su propio patrimonio.
Un dinero que, aunque se le sumase el hecho de no paga impuestos, no sería suficiente para mantener todo los lujos que le rodean. Es más, el duque de York no era particularmente rico si se le compara con otros miembros de la familia real británica.
Según ha publicado el diario británico ‘Daily Mail’, la mayoría de los lujos con los que contaba el príncipe Andrés los pagaba su amigo Epstein. El miembro de la familia real utilizó en varias ocasiones su helicóptero privado, además de las casas y la famosa isla privada que tenía el magnate.
Su relación con el pederasta, además, le permitió elaborar una agenda de contactos entre los que se encontraban grandes hombre de negocios, tanto británicos como estadounidenses. Todo ello le habría ayudado realizar actividades lucrativas por todo el mundo.