La realidad de Irene Urdangarin (19 años) se rompió el mismo día en que la revista Lecturas publicó las imágenes exclusivas de su padre, Iñaki Urdangarin, paseando de la mano de Ainhoa Armentia por las playas de Bidart. A pesar de la encarcelación del que fuera duque de Palma, Irene sentía devoción por su progenitor. Un sentimiento que se resquebrajó al ser consciente del engaño.
Ya han pasado tres años. Tiempo en el que Irene ha atravesado por varios estadios de rabia, decepción, dolor... hasta la aceptación en la que se encuentra en la actualidad. Probablemente, fue ella quien peor lo pasó con el polémico divorcio de sus padres. Cabe recordar que era solo una adolescente de 16 años que veía como de la noche a la mañana como el núcleo familiar se desvanecía.
En Lecturas hemos abordado esta situación con un experto en la materia. Hablamos con Helena Trujillo, psicóloga y psicoanalista de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, sobre el impacto que supuso en Irene y cómo ha ido evolucionando esa primera "crisis" respecto a su relación con sus padres.
Aunque a priori Pablo Urdangarin es quien mejor ha gestionado la separación de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin la experta apunta que no tiene por qué ser siempre así. "Son personas con necesidades afectivas, necesitan privacidad, respeto, tolerancia y espacio para desarrollar sus propias vidas, asegura en relación a todos sus hermanos.
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Y es que si tenemos en cuenta cuál fue la primera reacción de Irene, es evidente que fue ella quien peor lo pasó. La joven, que en ese entonces vivía con la infanta Cristina en Ginebra (Suiza), rompió todo tipo de lazos con su padre al ver el daño que este había hecho a su madre y, por ende, a ella misma. Fue tal su enfado, que Iñaki Urdangarin tuvo que trasladarse hasta Suiza para propiciar un encuentro con su hija pequeña e intentar calmar las aguas. "Cuando uno manifiesta dificultades tendría que ser ayudado, comprendido, no juzgado", dice la experta sobre el tipo de reacción "rebelde" de Irene en ese entonces.
Uno de los puntos que marcaron esa reacción por parte de Irene fue su edad. La sobrina de Felipe VI tenía 16 años, una época de cambios evidentes a consecuencia de la adolescencia que sufrió una revolución con una separación que a ella le pilló totalmente por sorpresa. Para la psicóloga el momento en el que todo ocurrió fue clave. "Es evidente que los años de la adolescencia son años de grandes cambios para los jóvenes, hay una tensión evidente entre el que uno era antes y la necesidad de mayor autonomía e independencia, esto desencadena en algunos jóvenes conductas hostiles o rebeldes", apunta.
No obstante, el carácter también es clave porque "puede ayuda o no a elaborar ese cambio de vida impulsado por la situación sentimental de sus padres. Irene, con 16 años, estaba aún bajo las alas de sus padres" a diferencia de sus hermanos que ya habían dado comienzo a la vida adulta lejos del seno familiar.
La relación de Irene Urdangarin con sus hermanos
Respecto al vínculo que le une a sus hermanos mayores, es evidente que Irene ha sido la gran protegida. En cada aparición pública se ve como Juan, Pablo y Miguel se muestran muy protectores. A pesar de llevar años "separados", en lo que respecta a la convivencia, lo cierto es que la relación entre ellos es magnífica.
Sea como fuere, la psicóloga es realista y advierte que "los hermanos no tienen por qué permanecer unidos como un bloque toda la vida, es más, pueden estar unidos en el amor y tener cada uno su vida y su manera de pensar". "Los lazos familiares les unirán para siempre pero su cercanía y unión dependerá de otros factores de la vida adulta basados en la tolerancia".
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Finalmente, la psicóloga hace un balance genérico de este tipo de situaciones tan delicadas a las que se enfrentan los hijos tras las separaciones de sus progenitores. "Los hijos no tendrían que elegir nunca entre un progenitor u otro. Hagan lo que hagan estos, ambos son sus padres y lo serán para toda la vida", sentencia.
La nueva vida de Irene Urdangarin en Reino Unido
Tras disfrutar de un año sabático en el que además de mudarse a Madrid aprovechó para hacer un voluntariado en Camboya, Irene cumplía su sueño de trasladarse a la ciudad de Oxford (Reino Unido) para dar comienzo a sus estudios universitarios en Hostelería, gestión de eventos y turismo en una de los centros más prestigiosos del mundo, una nueva vida en Inglaterra marcada no solo por la distancia con su familia sino también con su novio, Juan Urquijo.
Según fuentes cercanas a Irene está "encantada" y se ha adaptado a las mil maravillas a esta nueva rutina lejos de casa. Una independencia que ansiaba y que refleja que la joven ya no es ninguna niña. Al margen de sus estudios, ha trascendido que Irene Urdangarin convive con muchos de sus compañeros en una residencia próxima a la Universidad. Apartamentos compuestos por varias habitaciones que disponen de una cama, una mesa de estudios, un armario y un baño.
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Desde que se mudara el pasado mes de septiembre, Irene ha recibido la visita de su madre en varias ocasiones. De hecho fue la infanta Cristina quien le ayudó con las primeras compras para acomodarse allí la primera semana. Desde entonces, la joven ha viajado con frecuencia a Madrid para atender compromisos familiar y, por supuesto, reencontrarse con su pareja. Aunque la distancia no siempre es fácil, ellos la están sorteando de la mejor forma.
Además, el tiempo lo ha puesto todo en su lugar y hace unos meses, Irene cedía a los deseos de sus padre, Iñaki Urdangarin, de conocer a Ainhoa Armentia a pesar de su reticencia inicial. Un encuentro al aire libre del que Lecturas también fue testigo en exclusiva.