Hace unos días que el príncipe Guillermo (42 años) y su primogénito, George (11 años) protagonizaron una pequeña escapada fuera de Reino Unido desde luego no pasó desapercibida. Padre e hijo fueron fotografiados y grabados en vídeo en París mientras veían en directo un partido de fútbol entre el Aston Villa, equipo del que ambos son fieles seguidores, y el Paris Saint-Germain. Una cita que no se quisieron perder y en la que los dos se lo pasaron muy bien.
En este evento deportivo lo futuros reyes de Reino Unido se mostraron muy cómplices y cercanos. De hecho, los continuos gestos de cariño, abrazos y besos que Guillermo tuvo con su hijo llamaron mucho la atención. Y es que la casa real británica no nos tiene acostumbrados a las muestras de afecto en público, aunque la verdad es que tanto Kate Middleton como su marido están cambiando las reglas del juego.
Muy comprometidos con la corona británica, Guillermo y Kate saben cuál es su destino. En unos años se pondrán al frente de la monarquía y saben lo que eso conlleva. Eso sí, desde que la princesa de Gales anunciara que tenía cáncer (por suerte ya ha terminado el tratamiento), el matrimonio ha cambiado sus prioridades y está haciendo algunos cambios que ya son visibles.
Si echamos la vista atrás es muy raro encontrar un momento en el que Carlos III fuera cariñoso o diera un beso en público a sus hijos. Entendemos que eso no quiere decir que no los quiera y los ame en privado, pero esta manera de demostrar el afecto a los niños ha sido una de las cosas que tanto Guillermo como Kate ya han cambiado de manera radical.
La revista Lecturas ha querido charlar con la psicóloga Elena Daprá para conocer el gran cambio que ha hecho Guillermo con George y sus otros dos hijos y cómo le afectó a él la dureza de su padre. "Cuando un padre, especialmente una figura de autoridad tan poderosa como un rey, no muestra cariño en público hacia su hijo, puede tener varios efectos emocionales y psicológicos en el niño, dependiendo de muchos factores como su edad, personalidad, el contexto cultural y lo que suceda en privado", nos cuenta a profesional de la salud mental.
"Y por supuesto, esto no es una condena: si hay otras figuras afectivas en la vida del niño (madre, abuelos, cuidadores), y si el padre sí muestra cariño de manera privada y consistente, estos efectos pueden atenuarse mucho", añade Elena.

Carlos III ha mostrado muy poco afecto en público por sus hijos.
Gtres
Posibles impactos
Para Elena esta situación pudo tener posibles impactos en Guillermo como sentimientos de rechazo o baja autoestima (el príncipe pudo interpretar la falta de afecto público como desinterés o desaprobación y pudo sentirse poco valorado), confusión emocional (si en privado Carlos si era cariñoso eso podría hacer pensar a su hijo en porqué habría que ocultar el amor) o dificultades en las relaciones futuras (no tener un modelo afectivo claro o visible pudo provocar que tanto Harry como su hermano desarrollaran la idea de que hay que reprimir las emociones).
Daprá también nos cuenta que Guillermo pudo sentir presión por cumplir expectativas, lo que habría llevado al hijo del rey a vivir con la idea de solo sentirse querido es exitoso. Además, Elena también explica a este medio que el príncipe pudo vivir una infancia aislado emocionalmente de su padre, lo que le llevó a una sensación de vacío o carencia afectiva.
En el caso del príncipe Guillermo y su padre, la relación pública ha sido objeto de mucho análisis, especialmente por el contexto familiar tan complejo que han vivido. Aunque no tenemos acceso a su vida íntima, podemos observar ciertos patrones y momentos públicos que ayudan a entender cómo pudo haber impactado esa dinámica y entenderla así en su contexto cultural porque difiere de nuestro contexto cultural.
"Carlos siempre ha sido una figura pública muy controlada emocionalmente, al igual que lo fue su madre, la reina Isabel II. Esta formalidad ha influido en la forma en que muestra afecto en público. No era común ver gestos cariñosos entre él y sus hijos cuando eran pequeños, lo cual pudo haber sido percibido como frialdad, aunque también podría responder a las normas reales de la época", nos cuenta Elena.
"La madre de Guillermo, la princesa Diana, sí era mucho más abierta emocionalmente, afectuosa y cercana con sus hijos, incluso en público. Esta diferencia entre ambos padres pudo haber creado una especie de contraste emocional en Guillermo, haciendo más evidente la reserva emocional de Carlos", relata la psicóloga, que hace hincapié en que aunque el príncipe ha mostrado respeto por su progenitor, hay señales de que su modelo emocional se asemeja más al de su madre.
"Él es mucho más cálido y cercano con sus propios hijos en público, probablemente como una forma de romper con la rigidez emocional de generaciones anteriores. Esto podría indicar que Guillermo entendió la falta de muestras de afecto como algo que no quiere repetir. Pero no solo eso, aunque no hay evidencia pública de conflicto directo en ese aspecto, esa frialdad pudo haber influido en su forma de ser padre. De hecho, en los últimos años,se ha visto más cercanía entre Carlos y Guillermo, especialmente después del fallecimiento de la reina Isabel. Es posible que con la madurez y el paso de los años hayan desarrollado una relación más abierta, aunque siempre dentro de los límites que exige la monarquía", concluye Daprá.