Que la reina Letizia (50 años) ha sido una figura clave en la nueva etapa de la Casa Real Española es un hecho innegable. Desde que el entonces príncipe Felipe anunciara hace dos décadas su compromiso con una periodista de RTVE, Zarzuela ha vivido una convulsa etapa en la que Felipe (55 años) y Letizia, convertidos ya en reyes, han sabido ir esquivando las polémicas, aplacando las críticas y mostrando una monarquía moderna, abierta y cercana.
La obsesión de la reina por la perfección es de sobra conocida y ha dejado momentos para la posteridad. Letizia no duda en corregir públicamente a Felipe y a sus hijas, darles instrucciones y hacerse con el control de la situación en cualquier acto público, una actitud con la que ha demostrado sus méritos como reina consorte más allá del papel testimonial de la figura de consorte.
No obstante, la reina tiene una meta pendiente que se le resiste. Su afán por tenerlo todo bajo control le ha labrado una imagen de mujer fría y rígida, algo que contrasta con la apertura y cercanía que se quiere mostrar desde Zarzuela.
Así lo ha relatado la periodista Mabel Galaz en una entrevista para Bekia. La autora de ‘Letizia real’ asegura que “el mayor activo” de la monarquía española son Felipe y Letizia, aunque considera que “sería mayor ese activo si se les permitiera ser más espontáneos, más libres y más ser como son”.
En ese sentido, la experta afirma que “se está produciendo un cambio”, ya que la reina está trabajando en esa imagen de falta de empatía y frialdad que a veces se le achaca.
“Está demostrando una cercanía y una calidez que antes no había demostrado. Está evolucionando hacia lo que le falta. Es una buena profesional, hace bien su trabajo de representación, se prepara muy bien los actos, ha mejorado en el tema de idiomas, conoce todo, le interesa todo porque ella ha sido periodista y solamente hay que verla para notar cómo se toma en serio su trabajo. Pero le faltaba esa otra parte, la empatía, que es en lo que está trabajando”, expresa Galaz en el citado medio.
Sin embargo, la reina parece ser consciente de que no puede gustar a todo el mundo y de que cuenta con un hándicap que no tiene Felipe. “Lo tiene más difícil que el resto porque no gusta a los monárquicos tradicionales y los que no son monárquicos, le gusta menos”, opina la periodista.
Según el relato de la autora, Letizia tiene muy claro que no puede conquistar a todos los críticos. “Ella lo dice: ‘Yo sé que no le voy a gustar a todo el mundo, yo no he nacido sabiendo agradar, como le pasa a Felipe. Estoy trabajando en ello, pero sé que no le voy a gustar a todo el mundo’”, revela Mabel Galaz.
Las cualidades de Letizia que enamoraron a Felipe
Ese carácter que le ha jugado alguna mala pasada a Letizia en sus actos públicos fue, precisamente, lo que hizo que el heredero de la Corona se quedara prendado por ella. Según desvela Pilar Eyre en su blog en Lecturas, al entonces príncipe le encantaba que la periodista fuera “respondona, descarada, que supiera de todo, que no se callara nunca, y ese lenguaje popular tan distinto del que utilizaba su entorno”.
"Que trabajara para ganarse la vida también le causaba admiración", añade Eyre, que revela que el ‘flechazo’ inicial sólo se produjo por parte de Felipe, ya que Letizia se lo puso muy difícil al hijo del rey Juan Carlos, algo que sólo incrementó su interés por ella.