Nueva exhibición de unión y reconciliación del príncipe Harry y Meghan Markle durante el funeral de Estado en honor a la reina Isabel II. Este lunes 19 de septiembre ha tenido lugar el último de los actos solemnes de los fastos funerarios tras el fallecimiento de la monarca del Reino Unido. Los duques de Sussex se han vuelto a unir al rey Carlos III y al resto de la familia real dejando a un lado sus desavenencias. Si bien su presencia es de las que más curiosidad suscita, ambos han aceptado el lugar secundario que les toca interpretar desde que no son miembros activos de la realeza.
Los duques de Sussex llegaban al palacio de Buckingham tras el coche encabezado por Carlos III y el príncipe Guillermo. El luto riguroso se ha impuesto en esta jornada solemne con la que ya concluye la despedida a Isabel II, cuyos restos mortales yacerán finalmente en la cripta real de la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, junto a su padre, Jorge VI, y su marido, el duque de Edimburgo.
Este es el tercer acto público que comparten Harry y Meghan tras el fallecimiento de la reina. Con gesto tan cansado como triste, su lenguaje corporal se ha relajado. Mientras Harry, esta vez de traje, formaba parte del cortejo fúnebre junto a su hermano, su padre y sus tíos, Meghan accedía a la Abadía de Westminster en solitario segundos antes de Kate Middleton y Camilla Parker. Para la ocasión, se ha decantado por un sobrio vestido de líneas amplias y escote cerrado que completaba con una elegante pamela.
La situación para el matrimonio no es fácil. Dadas las circunstancias podría parecer obvio, pero se han empezado a escuchar especulaciones sobre su acercamiento a la familia real británica después de las duras críticas que han vertido contra sus miembros, sobre todo Meghan. Asimismo, no debe de resultar sencillo ser consciente de que la imagen más buscada estos días de luto es el reencuentro con Kate Middleton, que ha dejado de manifiesto la nula sintonía con su cuñada.
Lejos de solucionarse este detalle, la postura entre ambos matrimonios continúa inamovible. Si bien muchos han señalado la frialdad de los gestos de la princesa de Gales, no se ha visto con buenos ojos la actitud temerosa de una Meghan constantemente demandado la atención y el abrigo de su marido. Por su parte, a Guillermo y a Harry sí se les ha visto más predispuestos a tender puentes. De nuevo, en esta jornada lo han vuelto a dejar patente, en memoria de su abuela y por respeto a su padre, Carlos III.