Los duques de Sussex no han revelado muchos datos acerca de cómo fue el parto de su primogénito y han preferido no contar a los medios cómo se desarrolló el nacimiento de su primer hijo, ya que son unos momentos muy íntimos. No obstante, el príncipe Harry (38 años) ha confesado en su libro 'En la sombra' que durante el parto inhaló gas de la risa mientras su mujer, Meghan Markle (41 años) estaba dando a luz a Archie. El hijo menor de Diana de Gales tomó este gas que se usa en países como Reino Unido y otros países como Australia, Nueva Zelanda o Canadá para aliviar el dolor a las mujeres que se ponen de parto y así hacer el proceso mucho más llevadero para las futuras mamás.
Este gas es Entonox y se trata de una combinación de óxido nitroso y oxígeno medicinal, la proporción es del 50% de cada uno de los gases. El óxido nitroso tiene un efecto analgésico que reduce la sensación de dolor y a la vez aumenta el umbral del dolor. Esto causa un efecto relajante y calma ligeramente a las personas que lo usan, esto se produce debido a la acción que el óxido nitroso hace sobre las sustancias que envían las señales en el sistema nervioso. Su concentración de 50% de oxígeno, alrededor del doble de la que hay en el aire ambiente, garantiza un contenido de oxígeno seguro en el gas inspirado.
Según relata el príncipe Harry en sus memorias, cuando Meghan salió de cuentas fueron de incógnito al hospital de Portland para comprobar que todo estuviera bien y ver si el parto era inminente o no. Cuando ingresaron, los doctores vieron cuáles eran las mejores opciones para estimular al bebé a nacer y Markle probó varios remedios homeopáticos que no tuvieron el resultado esperado ya que el bebé seguía sin querer salir. De modo que los profesionales sanitarios dedujeron que por salud habría que inducir el parto.
Así fue el parto de Meghan Markle
Cuando llegó el momento clave para la mamá el príncipe Harry pensó cuál sería la mejor opción para ayudar a llevar mejor ese momento tan complicado y hermoso como es el nacimiento de un hijo. En esos instante el duque de Sussex afrontó la situación con tranquilidad "pero vi dos formas de 'optimizar' aquella tranquilidad. Una: pollo del Nando’s (traído por nuestros guardaespaldas). Dos: una botella de gas de la risa junto a la cama de Meg. Le di varias caladas lentas y profundas", confiesa. Mientras él inhalaba el gas de la risa, Meghan Markle estaba sentada en una pelota de pilates en la que dabas botes para ayudar a estimular al bebé para que quisiera salir. Harry afirma que "volví a darle unas cuantas caladas y yo también acabé botando".
Cuando el parto avanzó y las contracciones fueron más intensas la enfermera fue a administrarle más gas de la risa a la duquesa de Sussex pero ya no había nada en la botella, el príncipe Harry había inhalado todo su contenido. Aquello provocó la risa tanto en su esposa como en la enfermera que atendía el parto. Instantes más tarde, Meghan Markle se introdujo en una bañera mientras escuchaba música relajante y el príncipe Harry ambientaba la habitación con las mismas velas eléctricas que usó la vez que se arrodilló a pedirle matrimonio a la actriz, incluso colocó en una mesa una foto de su madre, la princesa Diana, para que los acompañara en esos momentos.
A pesar de haber probado diferentes métodos para combatir el dolor del parto Meghan tuvo que recurrir a la epidural para poder continuar el parto de la manera menos dolorosa posible. El parto finalmente se desarrolló de manera natural aunque hubo riesgo de realizar una cesárea de urgencia si el bebé no salía a tiempo. Una vez el bebé nació y se hicieron todas las comprobaciones médicas tanto para a Archie como a Meghan los duques de Sussex pudieron marcharse a casa.
Sobre el parto del segundo hijo de la pareja lo único que ha trascendido es que en esta ocasión Harry estuvo completamente presente durante todo el proceso y ayudaba a empujar a su mujer. En esta ocasión no hubo presencia de este gas de la risa.