El primer cónclave real del año ha estado marcado por la solemnidad. El pasado lunes, 27 de enero, los reyes Felipe y Letizia viajaban hasta Polonia con motivo del 80 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. Allí, se dieron cita muchas casas reales de toda Europa.
Carlos III, Federico y Mary de Dinamarca, Felipe y Matilde de Bélgica, Guillermo y Máxima de Holanda, Victoria de Suecia o Haakon de Noruega, entre otros, no faltaron. Una velada en la que dejaron a un lado la ostentosidad de palacio para homenajear a los fallecidos y algunos de los supervivientes que pudieron narrar su experiencia.
Los Reyes de España accedían a la carpa siguiendo los pasos de Carlos III y tras ellos Guillermo y Máxima de Holanda. Hasta ahora, se había dicho que doña Letizia y Máxima mantenían una magnífica relación que iba más allá de su vínculo real. De hecho, hace solo unos meses no dudaron en agradecerles públicamente que hubieran apoyado a su hija Amalia durante su estancia en Madrid.
El viaje de la realeza fue fugaz. Su estancia en Polonia solo duró unas horas y tras el final del acto conmemorativo abandonaron el campo de concentración. Fue en ese momento, ya ajenos a las cámaras, cuando los royals tuvieron la oportunidad de charlar durante unos minutos.
A priori todo parecía haber ocurrido con naturalidad hasta que este jueves la revista portuguesa Flash haya hecho público el "feo" que la reina Letizia tuvo con los reyes de los Países Bajos. Según el mencionado miedo, la consorte tuvo "un fallo grave de protocolo" que salpicó de manera inevitable a Máxima de Holanda.
Según asegura Flash, "al finalizar la ceremonia, Letizia abandonó el lugar dejando atrás a su marido, que se quedó para hablar con los reyes de Dinamarca y Países Bajos. El problema fue que la Reina no se había despedido de ninguno de ellos, y eso obligó a Felipe VI a pedir disculpas en su nombre".
Lejos de quedarse ahí, la revista portuguesa fue a más al hablar de una supuesta mala relación con Máxima de Holanda y Mary de Dinamarca. El artículo concluye con una firme opinión en la que critican duramente a la consorte por lo que, según ellos, es "una actitud inaceptable".
Resulta llamativa esta supuesta "mala relación" entre ellas teniendo en cuenta que hace menos de un año se mostraban cómplices y felices en su visita a Amsterdam. Además, los expertos en realeza coinciden en que Máxima fue la primera que acogió a doña Letizia en el universo real, algo que la mujer de Felipe VI no olvidará nunca.
La reina Letizia marca distancia y se aleja del resto de royals
Teniendo en cuenta el carácter conmemorativo del acto, el negro fue el color predominante en todos los looks como símbolo de respeto y luto. Sin embargo, hubo un detalle que no pasó desapercibido para nadie.
Doña Letizia fue la única royals que se decantó por pantalones en lugar de falda o vestido. La consorte optó por un dos piezas compuesto por blazer y pantalón recto que combinó con unas botas y cuello de pelo, complemento que le aportaba un toque de sofisticación al look.
En Lecturas.com tratamos este "cambio" con María José Gómez Verdú, experta en protocolo y etiqueta. Según ella, la elección estilística de doña Letizia es "correcta" pero "no se alinea completamente con las expectativas tradicionales del protocolo real para un evento de esta solemnidad".
Aunque es cierto que traje de chaqueta y pantalón está dentro de las normas, sobre todo si se recurre al negro como en el caso de la Reina, según Gómez Verdú "las tradiciones suelen inclinarse hacia vestidos o faldas largas, que proyectan un mayor grado de formalidad y un simbolismo más acorde con la sobriedad requerida".
Este pequeño gesto pone de manifiesto el interés de doña Letizia por modernizar la institución también lejos del Palacio de la Zarzuela. Y es que en razones de moda la consorte siempre va un paso por delante.