Miles de fanáticos de la familia real llenaron el pasado martes 22 la explanada de la ópera de Sídney para ver al Carlos III y Camila. Los reyes de Reino Unido descendieron por las escaleras del emblemático edificio saludando con las manos a la multitud que los adoraba y a la que se les escuchó gritar "bienvenidos a Australia" mientras disfrutaban de un espectacular espectáculo de luces e imágenes que se proyectaban en la icónica construcción.
Examinados con lupa porque Carlos ha suspendido su tratamiento contra el cáncer para afrontar este viaje, la prensa británica se ha atrevido a sacar a la luz cómo la reina Camila se saltó el protocolo antes de viajar a Samoa. Un momento muy familiar que para los expertos en casa real es todo un error que alguien de su estatus no debería de cometer bajo ningún concepto y más en un viaje como este.
Después de realizar un recorrido por la ópera de Sídney, la pareja también pudo ver la flota de cinco barcos en el puerto de la ciudad y disfrutar además de una exhibición militar de la Fuerza de Defensa australiana. Un momento en el que parece que los zapatos de Camila la traicionaron. "La elección del calzado de Camilla pareció superarla. La reina mostró muchos signos de que le costaba adaptarse a la comodidad de sus tacones", dicen en 'The Daily Mail', donde señalan el momento en el que se saltó el protocolo.
Durante la revisión de la flota se vio además a Camila apoyada en el costado de uno de los barcos para descansar unos segundos mientras el rey Carlos miraba hacia sus pies con expresión preocupada. "Después de pasar un largo día trotando por Sídney, la reina se quitó los tacones y regresó a Admiralty House con su marido", explican. "La vieron descalza mientras subía los escalones del muelle con una mano en la barandilla y la otra sosteniendo sus zapatillas, su bolso y su abrigo", revelan. Una imagen que nunca debería haberse visto.
Eso sí, haciendo alarde de su buena educación y a pesar de tener los pies doloridos y muy cansados, Camila le dijo a un simpatizante que tanto como ella como Carlos III estaban disfrutando del sol de Australia: "Desearía que nos quedáramos más tiempo", dijo con una amplía sonrisa.
Lo cierto es que aunque algunos medios han señalado este error de protocolo, otros no han dudado en echarle una mano afirmando que hay que ser comprensivos porque la mujer de Carlos III tiene 77 años y es normal que sufra con algunos tipos de calzados. "No se puede culpar a Camila a por quitarse los tacones después de una semana llena de acción, compromisos y selfies", dicen en 'Marie Claire'.
La llegada de Carlos y Camila a Samoa
Tras las visitas planificadas en Australia, el matrimonio puso rumbo a Samoa, donde Carlos y Camila fueron recibidos con más simpatía que en Canberra y Sídney. Y es que a pesar de la protesta que tuvieron que presenciar el pasado lunes, la gira por Down Under está siendo todo un gran éxito y la pareja parece conmovida por la recepción que están recibiendo durante su visita. De hecho, en este pequeño estado insular en el que se encuentran ahora le regalaron un cerdo, le besaron, le invitaron a brindar con 'kava' y además le trataron como "el gran jefe". Pero además este jueves ha podido disfrutar de la ceremonia oficial de bienvenida en la Universidad Nacional. Sin duda una agenda muy ocupada.
Este jueves la pareja real ha sido fotografiada muy feliz, dando palmas y divirtiéndose en un concierto muy especial con los niños de la zona. Los más pequeños interpretaron varias canciones para demostrar sus habilidades de lectura y escritura con unos Camila y Carlos III muy atentos. Después, la reina ha subido al escenario para ver las pinturas y los dibujos que habían hecho en la escuela adyacente al salón del pueblo, algo que le ha emocionado mucho."Esto es increíble. Obviamente tenéis mucho talento", les ha dicho.