No todo es unión y felicidad en el matrimonio de Kate Middleton (42 años) y el príncipe Guillermo (42 años). Al menos eso es lo que cuenta 'The Mirror' en uno de los últimos artículos que han dedicado al matrimonio real.
A punto de cumplirse un año de la operación abdominal de Kate que lo cambió todo, el mencionado medio británico ha destapado la brecha insalvable que existe entre la pareja de un tiempo a esta parte. ¿El motivo? La educación de sus hijos, o más concretamente, la de George, su primogénito.
El pequeño príncipe, de 11 años, actualmente cursa sexto de primaria en la prestigiosa escuela de Berkshire, Lambrook. Allí también están sus hermano, Charlotte y Louis, y el deseo de Kate es que sus tres hijos puedan seguir compartiendo colegio. Algo que no concordaría con los planes que Guillermo tiene para su hijo mayor.
El paso de George de la Educación Primaria a la Secundaria provoca un cambio inevitable en su educación. Los príncipes de Gales llevan meses debatiendo sobre el futuro más inmediato de su hijo y todavía no han llegado a un acuerdo.
"La escuela les da una gran infraestructura y una gran red de apoyo, y permite a los niños vivir una infancia regular, una infancia feliz, aunque privilegiada (...) Ese sentido de normalidad, de mantener a la familia en uno de los momentos más difíciles que han pasado, ha sido importante", cuenta la experta en realeza Katie Nicholl a 'The Mirror'.
Kate Middleton y Guillermo, enfrentados por sus hijos
Mientras que el deseo de Kate Middleton es que su pequeño continue con una educación sencilla en un centro mixto como el de Marlborough College, situado en la localidad de Wiltshire, donde ella misma estuvo junto a sus hermanos, Pippa y James. La intención de Guillermo es que siga sus pasos en un internado, algo que aterra a su mujer. De entre todas las opciones, el que toma más fuerza es el exclusivo Eton College, el mismo en el que él y Harry estudiaron cuando eran unos niños.
Cabe recordar que hace unos meses, la pareja fue pillada visitando las instalaciones de este centro de estudios exclusivo para hombre, cuyo precio es de 53.000 euros al año.
Según el citado medio, los príncipes de Gales habrían hablado con su hijo mayor y, al parecer, George estaría encantado con la idea de trasladarse al internado. Sin embargo, Kate no estaría por la labor de distanciarse de su hijo a tan corta edad. "La preferencia de Kate es que George esté en una escuela de coeducación, para poder estar con sus hermanos, que es lo que Kate experimentó en Marlborough con Pippa y James. Fue una etapa en la escuela muy feliz para ella", recalca la fuente consultada. Guillermo también tiene "buenos recuerdos" de Eton, un centro que, además, cuenta con un "largo historial de aristócratas y miembros de la familia real en su haber".
La decisión no está tomada. "Siempre existe la posibilidad de que se cambien las tradiciones", asegura la experta que recuerda que ni Guillermo ni Harry siguieron los pasos de su padre en Gordonstoun. Por lo que no sería nada extraño que George rompa de nuevo lo que para el príncipe de Gales es una tradición real que debe seguir adelante. "Pase lo que pase, será una decisión de Guillermo y Kate pensando en lo mejor para George", sentencia Katie Nicholl.
El imponente árbol de Navidad de Kate Middleton y Guillermo en Kensington Palace
Durante años, el Palacio de Kensington fue la residencia oficial de los príncipes de Gales. No obstante, su deseo de salir de la ciudad en busca de tranquilidad convirtió este palacete en un lugar de paso para ellos.
Kate y Guillermo siguen manteniendo su dormitorio, y es que es allí donde tienen lugar los encuentros oficiales con las diferentes personalidades. El último fue justo ayer con motivo de la visita del Emir de Catar, una cita que nos permitió ver la decoración navideña, concretamente el imponente árbol que preside uno de los salones.
Tal y como se puede ver en la estampa difundida por el equipo de comunicación de los príncipes de Gales, Kate y Guillermo han optado por un abeto natural que han decorado de una forma muy sencilla y clásica en color blanco y rojo. Tampoco faltan las luces que le aportar un toque de calidez, así como elementos invernales como los copitos de nieve que conviven a la perfección con las tradicionales bolas o los lazos de terciopelo. Como detalle, merece la pena resaltar que el árbol no cuenta con una estrella como es tradición en lo más alto del árbol. La decoración navideña de este espacio termina con un centro de mesa natural que descansa sobre una aparador.