El verano de 2024 no está siendo un verano cualquiera para el núcleo duro de la familia real británica. Y es que, a principios de año, el príncipe Guillermo decidió abandonar sus deberes oficiales para acompañar a su mujer, Kate Middleton, que se había sometido a una misteriosa operación abdominal y luego, tras semanas de rumores y especulaciones, se sintió en la obligación de grabar un vídeo en el que ella misma revelaba públicamente que padecía cáncer y que debía someterse a un tratamiento de quimioterapia. La noticia conmocionó al mundo, pero eso no impidió que el hijo del rey Carlos, quien también está recibiendo tratamiento para un cáncer, se granjeara duras críticas por dejar la corona descabezada.
"El corresponsal de un importante periódico inglés me cuenta que la cabeza de Guillermo en estos momentos debe estar a punto de estallar", escribió al respecto Pilar Eyre. "Todo se ha unido para desestabilizar su vida, para destrozar el precario equilibrio que había alcanzado después de la muerte terrible de su madre, los enfrentamientos con su padre, la ruptura con su hermano y su aversión por Camila, equilibrio conseguido gracias a la ayuda de Kate, su roca, como él la llama. Pero la enfermedad de su mujer y de su padre, la crianza de sus hijos en una edad muy difícil, la presión para que asuma sus deberes y la perspectiva de convertirse en rey antes de lo esperado lo sumen en un estado de angustia espantoso".
A pesar de todo, Guillermo intentó mostrarse bastante entero el pasado 15 de junio, durante la ceremonia del Trooping the Colour (Desfilando los Colores), evento que su esposa escogió para regresar a la escena pública, después de casi tres meses de tratamiento. Según algunas fuentes, Kate hizo un gran esfuerzo por participar en ese acto de servicio, entre otras cosas porque su 'desaparición' se había convertido en un asunto de calado internacional y está perjudicando a la imagen de la familia real británica, que estaría preocupada y nerviosa por toda esta situación —algo lógico teniendo en cuenta que, según las encuestas, la princesa es hoy día la "favorita" entre los miembros de la monarquía—.
Huyendo del ruido
En cualquier caso, la propia princesa emitió hace poco un comunicado para dejar claro que no piensa retomar su agenda pública a corto plazo, ya que aún no está "fuera de peligro". Lo que sí hará en las próximas semanas es desconectar del mundanal ruido en compañía de su marido y sus tres hijos ―el príncipe Jorge (segundo en la línea de sucesión al trono), la princesa Carlota y el príncipe Luis―. "El verano es cuando Kate solo quiere que los niños sean niños y puedan ser un poco más libres", comentó a Closer Weekly una fuente de la realeza. "Y este verano, más que nunca, todo girará en torno a los niños".
Para escapar del calor de la ciudad, los príncipes se instalarán principalmente en Anmer Hall, la casa de campo que poseen en Sandringham, en Norfolk, al este del país. "Todos los veranos Kate intenta que los niños estén al aire libre tanto como sea posible", comentó esa misma fuente, que también asegura que la princesa de Gales ha pedido a sus retoños que ideen actividades divertidas para hacer en familia: desde hacer senderismo y montar a caballo hasta hornear magdalenas. "Hay directrices, por supuesto, pero Kate cree que darles voz y voto hará que el asunto sea más memorable".
Por otro lado, y siempre que su energía y estado físico se lo permitan, Kate también tiene pensado aprovechar los fines de semana para recibir la visita de ciertos familiares a los que no ve con tanta frecuencia como quisiera. En ese sentido, es probable que comparta allí algún que otro picnic o barbacoa con sus padres Carole y Michael ―que hace poco vendieron su empresa familiar y se jubilaron―, sus hermanos Pippa y James y los hijos de estos, que tendrán ocasión de compartir tiempo de calidad con sus primos.
Afinidad con Carlos III
Si además de todo lo mencionado anteriormente el rey Carlos se encuentra animado, Kate y él compartirán unos días de relax en la residencia escocesa del clan, el Castillo de Balmoral, ubicado en una finca de 50.000 acres que incluye bosques, tierras de cultivo, lagos y páramos de urogallos. "La familia disfruta haciendo todo lo que a la reina [Isabel II] le gustaba hacer allí", señaló el entrevistado. "Montan a caballo, juegan con los perros y van de caza [...] Este va a ser un verano diferente. Pero Kate ha estado descansando para poder saborear cada momento".