Si alguien le hubiera dicho a la infanta Cristina cómo iba a cambiar su vida hace más de una década, es posible que no se lo hubiera creído. Todo comenzó en 2010, cuando el juez que investigaba el caso Palma Arena, José Castro, decidió abrir una acusación aparte centrada en algunas gestiones llevados a cabo por el Gobierno balear y el Instituto Nóos, una entidad sin ánimo de lucro cuyo presidente era Iñaki Urdangarin. Lo que podía parecer una simple querella para aclarar algunos movimientos, se convirtió en una de las polémicas que más ha removido a la Casa Real española y en la peor pesadilla de la infanta Cristina.
Malversación, fraude, prevaricación y blanqueo de capitales fueron algunos de los cargos que se presentaron contra el excuñado del Rey Felipe VI y su entonces socio, Diego Torres. Por si la vinculación de Iñaki no fuera suficiente, esta situación salpicó a la hija de los reyes Juan Carlos y Sofía. Cristina tuvo que sentarse frente al juez y declarar lo que sabía. "Había estado a su lado en los momentos felices y en los infelices. Lo apoyó de una forma increíble. Se sentó en el banquillo de los acusados. Tuvo que declarar", ha narrado Pilar Eyre en uno de sus vídeos del canal.
No sólo estuvo a su lado, sino que también asumió las consecuencias de apoyarlo. "Le retiraron el título de duquesa de Palma. La humillaron. La apartaron de actos oficiales. El funeral de la infanta Pilar fue una humillación para ella porque la reina Letizia pasó por delante con su hermano y ni la saludó. Pero ella continuaba", ha seguido explicando la periodista.
Las pistas que anunciaban la separación de la infanta Cristina e Iñaki Urdanfarin
Fue después de esta época de jueces y tensión cuando empezaron a suceder cosas extrañas que anunciaban algo más. "Se abrió un período un tanto extraño. Iñaki estaba en la cárcel de Brieva, en régimen de aislamiento. La infanta vivía en Suiza, en Ginebra, con sus hijos. En este tiempo, no hubo una fotografía de ella entrando. No a pie, claro, pero ningún coche con ventanas tintadas, ningún movimiento en la puerta trasera...", ha señalado Pilar. Esta falta de visitas ya empezó a indicar que algo podría estar pasando, pero nada era seguro. Al fin y al cabo, quizá la infanta quería volcarse en sus hijos, que habían perdido a un padre en prisión.
"El gran asombro fue que cuando le conceden el tercer grado a Iñaki. Parecía que la familia se podía unir después de estos años separados. Todos pensábamos que tenían unas ganas de encontrarse... Sin embargo, la infanta siguió viviendo en Ginebra y el se trasladó a vivir con su madre a Vitoria. Era una decisión un tanto extraña. Me lo pregunté en varios artículos que qué debía pasar para no querer estar juntos después de todo lo que habían pasado", ha reflexionado Eyre. Esta falta de encuentros fue otra de las pistas que indicaba que algo se estaba cociendo de puertas para dentro.
A medida que pasaban los meses todo se fue haciendo más raro hasta que Pilar descubrió que "en uno de los viajes de la infanta a Barcelona, había ido a visitar a un abogado especializado en divorcios. Esto nos sorprendió mucho en la revista Lecturas. Hablé de una posible separación entre ellos", ha comentado la escritora. Hubo más movimientos extraños que confirmaban que algo no andaba bien. Cristina paseando con sus cuñadas o una reunión de las infantas con su madre, la reina Sofía, en Madrid, se convirtieron en más piezas de este puzzle que estaba a punto de resolverse.
Todo encajó finalmente cuando Lecturas publicó las imágenes de Iñaki con Ainhoa Armentia. Una prueba no solo de que los exduques de Palma se iban a separar, sino de cuál era el motivo (o al menos uno de ellos): Urdangarin se había vuelto a enamorar.
Cuando el puzzle ya estaba resuelto y se estaba preparando la exclusiva, la reina Letizia descubrió que la situación de su cuñada iba a la luz un día antes y quiso advertirla, tal como lo narró Pilar Eyre en uno de sus blogs. Este toque de atención, no sentó bien a la infanta y Letizia tampoco entendía esa "obcecación" de su cuñada por continuar fingiendo que no pasa nada. Esto hizo que su relación se enfriara
El encuentro de los hijos de la infanta Cristina con Ainhoa Armentia
Mucho ha llovido desde que salió a la luz aquella portada. Tanto que Pablo, Miguel, Juan e Irene ya han conocido a Ainhoa Armentia. Aquello que parecía imposible por petición expresa de su madre, se volvía realidad esta Nochevieja. Los cuatro hermanos se desplazaron a Vitoria para visitqar a su padre y su abuela paterna. Y esta vez sí conocieron a Ainhoa Armentia. Algo que Luis Pliego analizó al detalle en 'Tarde Ar'.
"Son las primeras fotos de Ainhoa, la pareja de Iñaki, y el propio Iñaki. No es un reportaje extenso, son fotos de un paseo por el monte y, después, una comida", comenzó a narrar el periodista. Era entonces cuando revelaba cómo se habían llevado los nietos de la reina Sofía con la abogada. "Los hijos de Cristina no se acercan a Ainhoa. No hay complicidad, ni un gesto. La relación no es fluida", señalaba. No se quedaba ahí y afirmaba que "esos niños estaban obligados porque le tocaba el turno a Iñaki. Habrán querido ver al padre. Es en la tercera navidad cuando se ha producido este encuentro".