Corinna zu Sayn-Wittgenstein vuelve a la carga. La que fuera amiga especial del rey emérito Juan Carlos se ha convertido en un torbellino que parece querer arrasar con la Casa Real española. Ahora su objetivo es otro: Felipe VI.
A través de una entrevista concedida a la televisión vasca para el programa 360 grados, que ha realizado un repaso sobre las investigaciones de la justicia suiza contra el antiguo rey de España, la alemana ha echado más leña al fuego reiterando que tanto los servicios secretos españoles como la Casa Real emprendieron "una campaña franquista de ocho años contra mí y mis hijos. He recibido amenazas de muerte, estoy bajo vigilancia constante, estas personas trataron de separarme de mis hijos y destruir mi red de relaciones. Mis casas han sido forzadas, me han enviado mercenarios".
Las conjeturas sobre su estrecha relación con Juan Carlos la han llevado, tal y como explicaba ante los espectadores, a que "ciertas personas en la Casa Real y los servicios secretos en España crearon la ficción de que poseo amplios secretos de Estado para justificar su campaña abusiva contra mí y mis hijos durante ocho años. Una campaña que continúa hoy y que está diseñada para encubrir la maldad de otros. Alguien tuvo que firmar los fondos significativos necesarios para esta operación".
A pesar de sus quejas, desde la Casa Real no ha habido reacción, por lo que la alemana confesaba que sí tiene pensado emprender acciones legales contra las instituciones españolas. "Nos hemos comunicado con la Casa Real muchas veces a través de canales formales para pedirles que pongan fin a la campaña de abuso. Todos nuestros intentos han caído en oídos sordos. Está en poder de la Familia Real detener esto, pero han decidido no hacerlo, una decisión que habla por sí sola. El camino legal ahora es inevitable".
Además de esta "campaña abusiva" contra su familia, no han faltado declaraciones sobre el escándalo de la Fundación Lucum, "a modo de cortesía", tal y como indicaba.
Tal y como informaba la justicia suiza, el rey Felipe figuraba como supuesto segundo beneficiario tras su padre de cerca de 65 millones de euros. El caso concluía con la renuncia del actual monarca a cualquier herencia de su padre, con un comunicado público en el que también renunciaba "a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informa la actividad de la Corona".