A punto de cumplirse el primer aniversario de su vuelta a casa y cuando pensábamos que sus problemas de salud habían quedado en el pasado, en el Principado ha surgido un movimiento inesperado que ha avivado los rumores sobre el delicado momento que estaría atravesando Charlene de Mónaco (44 años).
Michael K. Wittstock y Lynette Humberstone siempre han velado por el bienestar de su hija, incluso desde la distancia, algo que podría cambiar de ser ciertas las informaciones que apuntan a que el matrimonio habría decidido mudarse cerca de su hija para ayudarla en su larga y tediosa recuperación. “Son mi roca”, confesaba con orgullo en una reciente entrevista al periódico Mónaco Matin.
A pesar de los 12.000 kilómetros que separan Mónaco de Sudáfrica, Charlene siempre ha contado con el apoyo y sustento de los suyos. Lynette ha viajado con frecuencia al Principado para pasar tiempo con ella y sus nietos, y su hermano Gareth se mudó a Mónaco en 2011 y desde entonces se ha convertido en alguien clave en su día a día como princesa.
Los padres de Charlene de Mónaco el día de su boda con el príncipe Alberto
Desde el portal Gala y el Daily Mail aseguran que el matrimonio habría elegido la localidad francesa de La Turbie, muy cercana al Principado, para empezar una nueva vida que tiene como único objetivo el bienestar de su hija. Una fuente cercana a palacio ha asegurado a dichos medios que Charlene se siente "segura y protegida" al tener a su familia cerca, algo que no hace más que beneficiarla en su recuperación.
La mudanza no sería algo nuevo para la pareja que ya tal y como apunta Vanity Fair en 1989 decidieron trasladarse de Zimbaue a Sudáfrica por el trabajo de él. Michael ha ejercido de directivo de ventas aunque en estos momentos está focalizado en la cría de caballos de carreras, mientras que Lynette es buceadora profesional e instructora de natación, un deporte que inculcó a su hija y la llevó a lo más alto.
Charlene de Mónaco, gran ausente del funeral de Constantino de Grecia
Este lunes, Atenas acogía un cónclave real con motivo del funeral de Constantino de Grecia. Una cita histórica en la que la princesa Charlene volvió a ser una de las grandes ausentes. Fue Alberto, en solitario, quien se trasladó a la capital griega para dar el último adiós al que fue el último rey heleno. Pero que no cunda el pánico porque la exnadadora sigue adelante con sus compromisos institucionales.
La última vez que vimos a la princesa Charlene fue hace apenas una semana cuando disfrutó de un partido de baloncesto acompañada por su marido y su hija Gabriella.