Cuando se habla de enfermedades muchas veces nos aventuramos a decir o adivinar qué tiene una persona por su apariencia. Seguro que alguna vez has escuchado o dicho "debe ser cáncer. Basta con mirarle la cara y el pelo. Se nota". Y aunque haya sido con buenas intenciones, lo cierto es que no hay que especular sobre nadie sin saber. Es mejor no adelantarse y sí esperar a que si alguien tiene algo te lo cuente cuando quiera, como ha hecho Carlos III (75 años) con su enfermedad.
El Rey sorprendió a todos con su último mensaje institucional hace unas semanas. El monarca británico se encuentra de baja mientras sigue con su tratamiento contra el tumor que le han detectado. "Un tipo de cáncer", explicó el Palacio de Buckingham en su comunicado sin dar más detalles. En medio de todo el hermetismo sobre su enfermedad, Lecturas.com ha hablado con el oncólogo Darío Sánchez del Hospital Universitario La Paz de Madrid para saber qué tienen en común los pacientes que sufren algún tipo de tumor. "El cáncer es tan variado que no se puede decir algo de forma tajante", explica el experto.
El shock inicial de un diagnóstico de cáncer deja a cualquiera sin aliento. "¿Qué hago ahora? ¿Ignoré las señales? ¿Qué me depara el futuro?", se pregunta la gente cuando se entera que sufre la enfermedad. Tampoco ayuda la narrativa extremista en torno ello: hay milagros o es un desastre. Lo cierto es que muchas experiencias con el cáncer se han transformado gracias a la medicina moderna, la tecnología y los cuidados paliativos. Pero es cierto que la sanidad pública tiene que luchar con los retrasos y las largas listas de espera. "Carlos tendría una hipertrofia de próstata benigna, que es una cosa que van a tener casi todos los hombres mayores. Y no sé si en ese momento verían un cáncer localizado ahí o que tuviera otro tumor distinto. Si se lo hubieran localizado en esa zona, no es una sentencia de muerte y habría que ver si se necesita un tratamiento de refuerzo tras la cirugía", explica Darío, que asegura que no hay solamente una señal o signos globales. "Es una enfermedad muy heterogénea", nos cuenta.
Darío revela que por ahora no hay tampoco una manera común para comunicar a lo pacientes que tienen cáncer porque cada caso es muy diferente y además la enfermedad tiene "muy mala prensa". "Cuando una persona tiene cáncer se le informa sobre el tipo qué es y el estadio. Dependiendo de lo que sea pues las expectativas serán distintas: unos podrán curarse y otros no. Hay que ir dando las noticias poco a poco. Nunca mintiendo al paciente. Con todos los tratamientos que hay pues a cada uno se le dice una cosa distinta. Lo único que tienen en común es que cuando se lo comunicamos se llevan un susto, muy pocos se lo toman bien porque es algo muy grave, por eso importante tener un estudio completo y bien hecho para poder diseñar el tratamiento correspondiente para curarlo y si no se puede para paralizarlo el mayor tiempo posible con la mejor calidad de vida", dice Sánchez. "No hay que buscar nunca en internet porque suele haber información sesgada o no contrastada. La mayor parte de las veces lo que hace es preocupar de más", añade.
La edad de Carlos III, factor de riesgo
"Hay que ser conscientes de que es una enfermedad muy grave pero cambia mucho de una persona a otra y las respuestas a los tratamientos también so diferentes de unos a otros. Hay que ver cómo evoluciona cada caso. Si que es verdad que a veces sabemos que las opciones son pocas pero eso no quiere decir que no podamos hacer algo para mantenerla parada", expresa.
No hay que especular en las informaciones.
¿Es la edad de Carlos III determinante para el desarrollo de su cáncer? "Con 75 o con 25 hay que cuidarse. Muchos vienen desarrollados por factores externos como el tabaco, el alcohol o la falta de ejercicio. Desde que somos jóvenes hay que cuidarse. Hay que tomar medidas de salud mucho antes. No necesariamente sus años son determinantes, aunque es verdad que el porcentaje crece a partir de los 65 años porque la edad en sí es un factor de riesgo. Pero hay una leyenda urbana que dice que los cánceres en personas jóvenes van más deprisa que en los mayores y no es cierto. Muchas veces depende mucho más del tipo de cáncer que sea que de los años o las características del paciente", concluye Darío.
Lo que está claro, ya sea tratado, curado, paliado o esté en algún punto intermedio, todo el mundo quiere que haya una conexión humana en su tratamiento. Incluso los pacientes más gruñones que responden 'déjame en paz' o los que dicen que 'están bien' y no quieren reconocer que están asustados. Existe una distinción entre necesitar espacio y estar solo: nadie que no tenga a alguien estará realmente bien. Por suerte Carlos tiene a Camila y a sus hijos, aunque la relación con Harry no pase por uno de sus mejores momentos.