Todos los ojos están puestos en Letizia (51 años). La reina, en cada una de sus apariciones, consigue ser el centro de la noticia. Poco importa que vaya acompañada del rey o que tenga delante centenares de medios internacionales. Letizia brilla con luz propia y cada vez lo hace más. En los últimos tiempos, la reina ha logrado dar un giro radical a su imagen. No solo a la física, con una apuesta por sus estilismos perfectamente pensados, sino también a su forma de mostrarse ante los ciudadanos. Lejos queda esa Letizia distancia y altiva que hacía que muchos la sintiesen ajena. Ahora la reina es cercana, amigable, espontánea y con muchas ganas de agradar. Y detrás de este cambio hay un motivo. Una misión encomendada que ha asumido con enorme agrado. No en vano, está pensada para favorecer a una de las personas que más quiere en el mundo.
La reina controla a la perfección su imagen, quién la capta y cómo se muestra, pero lejos de querer frenarla, ahora la potencia. Letizia ha entendido su papel y las ventajas que puede sacar y actúa en consecuencia. Se ha convertido, por mérito propio, en la principal baza de la Casa Real y el as en la manga de Zarzuela. Y esto no hace más que asentar el camino para que su hija Leonor llegue a reinar.
No obstante, también la hemos visto dejarse llevar por las emociones y hasta triste y molesta. En estos últimos días ha vivido una situación dura e inesperada, tras las declaraciones de su excuñado, Jaime del Burgo, y también la hemos visto en una celebración privada junto a su familia política dejando 'atrás' todas sus desavenencias.
"Yo creo que ha tenido que agachar la cabeza. Lo que no ha conseguido nadie, lo ha conseguido Jaime del Burgo. Con esos tweets ha conseguido que Letizia se convierta en una persona sumisa, que pida disculpas de esta manera, que quiera estar al lado de su familia y que la proteja la familia real, algo que hasta ahora no había necesitado porque estaba en una posición de fuerza y ahora no lo está", ha reflexionado Eyre sobre este asunto. Así, para nuestra bloguera, la actitud de Letizia estaría potenciada por su necesidad de protegerse a ella y, sobre todo, a sus hijas. Toda esta situación ha generado que Letizia se enfrente a una Nochebuena atípica y agridulce.
La misión de Letizia: salvar a Leonor
Toda la estrategia de comunicación que tiene a la reina como protagonista no es casual. Letizia ha dado varios pasos al frente poco antes de que fuese su hija Leonor quien se convirtiese en la estrella. No podíamos pasar de una adolescente casi invisible a ser el centro de las miradas en su jura de la Constitución. Letizia ha aprovechado su popularidad para copar portadas, para ser el centro de la noticia y acceder también a un público más joven. Los contenidos que tienen a la reina como protagonista arrasan en tik tok, la red social de la generación Z.
Esto obedece a una intención clara: allanar el camino para su hija Leonor. Mostrarse cercana y simpática hace que todo sea más sencillo para la princesa de Asturias. Leonor tiene por delante un complicado reto. Tiene que ganarse a los que serán los ciudadanos cuando ella sea regente. Y contando que casi no hemos sabido nada sobre su vida desde su nacimiento, esto no es fácil. Para lograr el cariño de alguien, primero te tiene que conocer. Y ahí está Letizia.
La reina se muestra espontánea estando con sus hijas. Se acerca a conversar con la gente y anima a las jóvenes a que hagan lo mismo. Es bromista, escucha a todos y se ríe sin complejos aunque siempre con atino. Es la única forma de hacer que los focos cambien y miren directamente a ls nuevas generaciones de la Familia Real. Ya no son los tiempos de Juan Carlos y Sofía. Ahora debe ser la era de Leonor. Y ahí es donde trabaja la reina.
Una Letizia más directa y ‘viral’
La reina sabe perfectamente cuál es su imagen y cómo jugar con ella. La misma preocupación que tiene por sus estilismos, siempre adecuados y siempre con mensaje, la tiene por sus gestos. La reina se hace viral. Sus saludos a cámara, sus posados, sus pequeños baches de protocolo, todo cuenta para mostrarla más humana y menos reina. Es la forma de suavizar la imagen de la monarquía y lograr que el encaje de Leonor, más seria y enconsertada, sea más fácil.
La princesa, a sus 18 años, todavía se muestra cohibida en público. Nerviosa y sabiendo que tiene que cumplir con su deber, Leonor es todavía joven para lanzarse y sentirse segura. Es su madre quien vela por hacer que el tránsito entre la Leonor privada y la Leonor pública sea más agradable -pese a que es un shock que todavía va a tener que asumir-. La misión de Letizia va por buen camino. En los últimos tiempos, la popularidad de la Casa Real ha aumentado, sobre todo la de la princesa y la infanta. Esa llamada ‘leonormanía’ que cruzó fronteras.
Ahora queda saber cuáles van a serlos primeros pasos de la princesa de Asturias mayor de edad. Por el momento, sigue protegida dentro de la academia militar de Zaragoza pero esto terminará pronto. Leonor deberá salir y enfrentarse al mundo y a un agenda cada vez más llena. Le toca al turno a la heredera al trono. De ahí la preocupación familiar.