Ni Elena ni Cristina: la reina Sofía es la única que saca rédito a su imagen

La reina Sofía es la única que sigue manteniendo compromisos de carácter oficial para la monarquía al contrario que sus dos hijas, Elena y Cristina

Lucía Camino
Lucía Camino

Periodista especializada en Casas Reales

Reina Sofía

La reina Sofía 

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La Familia Real española ha ido reduciendo poco a poco las personas que ejercen como miembro de la Corona de manera oficial. El reto de Felipe VI (55 años) como monarca era cambiar la imagen que tenía la sociedad de la institución después de los escándalos protagonizados por Juan Carlos I y su cuñado, Iñaki Urdangarin. Una de sus decisiones principales fue poner el foco de atención sobre él y su familia, es decir, Letizia (50 años) y sus dos hijas, la princesa Leonor (17 años) y la infanta Sofía (16 años). 

Esto dejaba casi fuera del panorama a sus dos hermanas y a sus progenitores, aunque una pieza clave para Felipe siempre ha sido su madre, la reina Sofía (84 años). En ella tiene la aliada necesaria para cubrir algunos de los compromisos oficiales que hay en la agenda real y a los cuales, por varios motivos, no pueden asistir ni el soberano ni la reina Letizia. 

La reina Sofía

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La reina Sofía, un valor seguro para Felipe VI

El monarca cuenta con la reina emérita porque su imagen no se ha visto dañada ni cuestionada con respecto a las polémicas familiares. El bagaje tan amplio y los años de servicio a la institución monárquica favorecen que la reina Sofía siga teniendo una agenda oficial a pesar de haber sido desplazada del primer plano.

La posición neutral de la madre del soberano hace de su figura un elemento incuestionable a la hora de cumplir con las funciones asignadas. Es bien recibida en los actos oficiales y en las recepciones familiares, como las confirmaciones. A pesar del tenso encuentro entre la reina Sofía y la reina Letizia en Mallorca, hace unos años, las aguas parecen haberse suavizado y la esposa de Felipe parece haber dado el visto bueno a que su suegra siga formando parte de la institución. 

Su aceptación dentro de la Familia Real y de la monarquía poco o nada tienen que ver con la postura que mantienen los reyes con respecto a Juan Carlos I. El monarca emérito no es bien recibido en lo eventos formales a los que deben acudir Felipe y Letizia, ambos prefieren tenerlo lejos y que no haga demasiada vida en España. 

Tras los escándalos sexuales y relacionados con el cobro de comisiones, la presencia de Juan Carlos se ha convertido en una nube negra para los soberanos actuales. Se sienten más cómodos cuando el rey emérito está en Abu Dabi, ya que allí no recibe tanta atención mediática como en España, lugar al que Juan Carlos desea volver. 

Infantas Elena y Cristina
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Elena y Cristina se han convertido en dos sombras para la monarquía

Las dos infantas han pasado de estar en primera línea de batalla, ocupando un papel fundamental para el desarrollo de la monarquía española, a ser dos sombras en la distancia. Elena y Cristina llevan vidas alejadas del ajetreo de las funciones reales, la mayor, por decisión propia, se ha ido construyendo una vida que deja poco espacio para eventos de gran calado par ala institución. 

El divorcio de Elena y Marichalar fue complicado para la infanta, que su vida privada se viera tan expuesta en un momento tan vulnerable, llevó a la royal a refugiarse para que los medios la dejasen en paz, y poco a poco ha ido consiguiendo su objetivo. Ahora son sus hijos, Froilán y Victoria Federica la que ocupan el hueco que ocupaba ella en la prensa. 

Los incidentes de su primogénito y sus escándalos han terminado por exiliar al joven Froilán a Abu Dabi con su abuelo, ya que en España, la imagen que se tiene del sobrino del rey deja mucho que desear. Por el contrario, Victoria Federica se ha ganado el corazón de muchos en su faceta de influencer, y es posible verla constantemente viajando y colaborando con varias marcas. 

La infanta Cristina vio truncada su vida en el momento que imputan a su marido, Iñaki Urdangarin en la trama Noos. El ex deportista arrastra consigo a su mujer y es acusada por fraude en la misma trama, de la cual finalmente sale absuelta aunque debía pagar una multa. La entrada en la cárcel de Urdangarin supuso y antes y un después en su familia y para la monarquía española. 

A los pocos meses de salir de prisión la relación de la pareja se rompe y cada uno empieza a vivir su vida por separado y hasta que la hija menor de ambos no han cumplido los 18 años, no se han plantado la idea de firmar el divorcio. Desde hace años, la infanta Cristina vive en Suiza, donde puede encontrar la paz y la tranquilidad que en España no puede tener.