Los reyes Federico y Mary de Dinamarca se trasladaron hace unos días a Suecia en lo que suponía el primer viaje de Estado de su reinado. Durante su primer día en el país vecino, los monarcas fueron recibidos con honores en el Palacio Real de Estocolmo, antes de que los anfitriones ofrecieran a sus invitados un tradicional banquete de gala. Como es habitual, las protagonistas femeninas lucieron durante esa velada vestidos de fiesta y sus mejores joyas. Mary, quien debutó con joyas de la corona danesa hace unas semanas, cuando le hicieron su primer retrato oficial de gala, lució esta vez la famosa tiara de los rubíes, que es su preferida y además perteneció a Ingrid de Suecia, tía paterna del rey Carlos Gustavo.
Tampoco escatimaron en piezas imponentes la reina Silvia de Suecia, que se dejó ver con la tiara de zafiros Leuchtenberg, y su hija la princesa Victoria, que llevaba su tiara de diamantes Connaught. La princesa Sofía, por su parte, apareció con la melena suelta adornada con su ya famosa tiara con estructura de hojas de palma, terminada en esta ocasión con topacios. La particularidad de esta pieza de diamantes, regalo de los reyes por su boda en 2015 con Carlos Felipe, es que permite que las piedras que la rematan puedan ser modificadas, cosa que su dueña hace habitualmente en función del color de su vestido.
Es cierto que, en varias ocasiones, Sofía ha llevado puestas otras tiaras del espectacular joyero de la casa real de Bernadotte, pero no es menos cierto que en la mayoría de sus eventos de gala opta por ir ataviada con su tiara nupcial. Y precisamente esta circunstancia ha llevado a algunos medios suecos a especular sobre su verdadero motivo. Podría tratarse de una decisión meramente personal, quizás por una cuestión de gusto o por ofrecer una imagen de cierta austeridad, pero también es posible que la princesa no tenga aún pleno acceso al joyero de los Bernadotte.
Polémico pasado
"Sofía es querida y respetada por la familia real", señaló al respecto un periodista sueco. "Al principio sí es cierto que no la recibieron con las manos abiertas por su polémico pasado, pero ahora es una más, por lo que esta cuestión de la tiara nos tiene un tanto desconcertados. Puede que sea la propia Sofía la que elija una y otra vez su diadema nupcial pero... ¿por qué hacerlo teniendo tantas a su disposición?". Sea como fuere, Sofía está ya más que acostumbrada a las habladurías. A fin de cuentas, su nombre ha copado bastantes titulares desde que en 2014 Carlos Felipe de Suecia anunció su compromiso con ella.
"Sofía ha respondido hoy 'sí' a la pregunta de si quería compartir el resto de su vida conmigo. Hoy es un día de felicidad para Sofía y para mí", expresó el príncipe en un comunicado difundido por la casa real sueca. Pero la novia no era una joven princesa europea, sino una chica de 29 años, hija de una directora de marketing sueca y un asesor de empleo, que tiempo atrás había hecho sus pinitos como modelo, estuvo ejerciendo de camarera y estríper y adquirió cierta popularidad al ganar el concurso de televisión 'Hotel Paradise'.
El hermano de la princesa heredera de Suecia recibió fuertes críticas de su entorno por esa circunstancia, pese a que pocos miembros de su familia tenían autoridad moral para censurar su relación con una plebeya. Empezando por su padre, que en su día se casó con una mujer, Silvia Sommerlath, a la que conoció en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, donde la hoy reina sueca trabajaba como azafata de vuelo -después de la boda dieron que hablar el pasado nazi de su padre y las continuas infidelidades de su disléxico y mujeriego marido-. Asimismo, tampoco pertenecen a una familia de la nobleza los cónyuges de las hermanas de Carlos Felipe -el de Victoria es preparador físico y el de Magdalena se gana la vida como agente de bolsa-.
Encontró la estabilidad
Se podría decir que la actual esposa de Carlos Felipe, con el que ha tenido tres hijos, fue ganando popularidad gracias a su compromiso con la solidaridad y su trabajo humanitario en proyectos de cooperación. “Si no hubiéramos hablado, nunca hubiera funcionado", confesó Sofía en un documental. "Sabemos comunicarnos entre nosotros y obtener ayuda de un profesional para ordenar los pensamientos y dirigirlos hacia lo que realmente merece la pena. De lo contrario, solo puedes volverte autodestructiva [...]. He encontrado un equilibrio fantástico y ahora veo lo positivo. Pasados los años más tormentosos, te das cuenta de que tener la oportunidad de estar en ambos terrenos es una gran ventaja".