Fue el pasado 4 de junio de 2021 cuando Meghan Markle y el príncipe Harry dieron la bienvenida a su segundo hijo en común, una niña a la que decidieron poner Lilibet Diana. La llegada de la pequeña sirvió para calmar, aunque fuera por unas semanas, la tensión que existe entre el palacio de Buckingham y los duques de Sussex. Sin embargo, para nadie pasa desapercibido que, cuatro meses después de este momento, ni la reina Isabel II ni ningún miembro de la casa real británica han tenido la oportunidad de conocer a la pequeña en persona. Algo que podría cambiar dentro de muy poco tiempo.
Según ha publicado el diario inglés ‘Mirror’, Meghan Markle y el príncipe Harry estarían pensando visitar Reino Unido las próximas navidades junto a sus hijos, Archie y Lilibet. “La Navidad podría ser una oportunidad. Puede haber un ablandamiento, lo que podría allanar el camino para la reconciliación tras la ruptura familiar”, ha asegurado a la publicación la experta en casa real Katie Nicholl.
Meghan Markle y el príncipe Harry, en un acto en marzo de 2019
Junto a esta vuelta a Reino Unido, los duques de Sussex estarían preparando otro gran movimiento para acercarse aún más a la casa real británica. Según han publicado varios medios, Meghan Markle y el príncipe Harry quieren que su hija pequeña sea bautizada en una ceremonia discreta y privada en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, lugar en el que también recibió este sagrado sacramento Archie.
Tan dispuestos están a ello, que la pareja ya habría cursado una petición formar para visitar a la reina, así como para celebrar el bautizo en el lugar. “Harry le dijo a varias personas que quieren que Lili sea bautizada en Windsor, al igual que su hermano. Están felices de esperar hasta que las circunstancias lo permitan”, ha apuntado una fuente cercana al tabloide ‘The Sun’. No obstante, también podrían optar por hacerlo en California. Aún así, lo que sí que parece claro es la intención de los duques de Sussex de acercarse a la casa real británica.