Cuando sale cualquier información sobre Meghan Markle (43 años) y el príncipe Harry (40 años) siempre se habla de una posible separación. Desde que la pareja se fuera a Estados Unidos con todos los lazos rotos con la familia real británica muchos han sido los que se han convertido en sus detractores. Y es que los duques de Sussex son queridos y odiados a partes iguales, por lo que muchos serán los que se alegren de que por fin firmaran los papeles del divorcio.
Muchos son los viajes y eventos a los que acude la pareja pero eso parece no ser suficiente para que cada semana haya un medio que asegure que Meghan lo tiene todo totalmente preparado para dejar a Harry. De hecho, esta misma semana los dos han inaugurado los Juegos Invictus pero como la duquesa debe dejar unos días solo al príncipe, ese ya ha sido motivo para decir que no pasan por un buen momento en su historia de amor.
Pero no solo eso, que en el formato que se emitirá en Netflix 'Con amor, Meghan' no aparezca Harry nada más que unos segundos ha sido sin duda el colmo para muchos. Si el espacio pretendía mostrar el lado más humano de la exactriz lo lógico hubiera sido que hubiera momentos junto a su marido pero no ha sido sí. No veremos al hijo de Carlos III compartiendo escenas y mucho menos a sus hijos, a los que ni mencionan.
Eso sí, cansados de que todo el mundo hable de ellos, el matrimonio ha decidido ponerle fin a todas las habladurías a golpe de publicación en Instagram. "De vuelta a casa cuidando de nuestros bebés y echando de menos a mi Valentín mientras continúa en los Invictus Games, cambiando vidas y recordándonos a todos el poder de la curación y la resistencia a través de estos increíbles veteranos y sus familias", ha escrito la duquesa, que ya no se encuentra en Canadá sino que ha regresado a Estados Unidos.
"Más que orgullosa de mi marido y de lo que ha creado. Mi amor, comeré hamburguesas y patatas fritas y 'fish and chips' contigo siempre. Gracias por todo", ha concluido Meghan con una preciosa fotografía en blanco y negro en la que ambos se están dando un beso. Sin duda un gesto con el que deja claro que sigue muy enamorada y que por ahora su amor no se va romper.
Meghan y el príncipe Harry inauguraron juntos el pasado 9 de febrero los Juegos Invictus asistiendo a la ceremonia inaugural y a varios eventos durante los primeros días de la competición deportiva que el duque de Sussex fundó en 2014. Durante estos fue la actriz de 'Suits' la que subrayó que, si bien tiene proyectos en solitario en el horizonte (incluido los capítulos de la plataforma estadounidense donde se la verá cocinar junto a sus amigas,) ella y Harry siguen unidos tanto en su vida personal como profesional, con su familia como su principal prioridad.
Un espectador que ha asistido a los juegos en Vancouver ha afirmado en la revista 'People' que ha sido genial que Meghan estuviera allí: "Hay muchas especulaciones sobre ellos y su matrimonio, pero esto refuerza una cosa para mí, que al menos no hay divorcio. Parece que presentan un frente unido cuando se trata de asuntos que les preocupan a ambos". "Es increíble tener a mi esposa aquí apoyándome. Me encanta que esté a mi lado. Es una parte muy importante de toda esta aventura", dijo Harry en una entrevista en el citado medio.
El San Valentín de Meghan y Harry
Si bien el príncipe Harry y Meghan no están pasando juntos el Día de San Valentín, parece que el matrimonio lo quiso celebrar de manera anticipada, el pasado 10 de febrero, en una cita doble con Michael Bublé y su mujer, Luisana Lopilato. Las parejas salieron a cenar a un restaurante italiano, el Il Caminetto, en Whistler, según ha revelado 'Town & Country'. "Como otra pista de que era una ocasión especial, Markle habría llevado unos pendientes de aro de diamantes que fueron un regalo de Harry por el día de los enamorados en 2024", cuentan en el citado medio.
Además, parece que este establecimiento es uno de los favoritos de la pareja. Y es que el pasado año también fueron al mismo en el Día de San Valentín. Fue una cita muy especial porque el restaurante ofreció un menú elaborado por el chef ejecutivo Mark Mcloughlin. Unas elaboraciones (cuatro platos en total en los que había ostras, risotto y pato) de pitiminí que tenían un precio de 109 dólares por persona. ¡Un detallazo para quien invitara!