La familia real holandesa es sin duda una de las coronas más habituales entre los titulares de la prensa internacional. Y aunque parezca que no son dados a los escándalos y las polémicas, los habitantes del Palacio Real Huis ten Bosch, residencia oficial en LaHaya, esconden terribles secreto. Y es que como bien dice en refrán español, "en todas las casas cuecen habas". Guillermo y Máxima, la exmonarca Beatriz de Holanda, quien abdicó el trono en favor de su hijo el 30 de abril de 2013, tras 33 años de reinado, y las princesas son protagonistas de algunas controversias que la periodista Pilar Eyre ha desvelado en su canal de Youtube.
Dejando claro que es una de las monarquías más antiguas (tiene más de 1.000 años), Pilar comienza diciendo que los Orange son una de las casas reales más ricas porque tienen numerosas empresas, participación en negocios o gasolineras, además de contar con la colección de joyas más importante del mundo. "Solo hay que recordar la corona que llevó Máxima el día de su coronación, realizada con 31 zafiros cachemira y 655 diamantes de Sudáfrica y cn su zafiro central, de 44 quilates, que anteriormente formaba parte de un broche", cuenta la Eyre.
Aunque ahora la Casa Real holandesa tiene una cara amable, Guillermo y Máxima, la colaboradora de Lecturas revela que la Reina ha cambiado a su marido, que antes era un juerguista y desayunaba con whisky. "Le ha dado una estabilidad porque es una mujer muy preparada. Es una de las representantes de la ONU y lleva las finanzas de países en vías de desarrollo", ha revelado de la monarca, que no tendría relación con Letizia porque era muy amiga de la infanta Cristina. "Iba a verla y quedaba con ella en Barcelona. Cuando viene a Madrid no hay constancia de que se vea con la mujer de Felipe", añade.
La terrible historia de tragedia y videncia de la familia real holandesa
"Hubo muchos momentos de furia en la familia real holandesa", introduce Pilar, que explica que hubo tres reinas seguidas: Guillermina, Juliana y Beatriz. Eyre relata en su vídeo que Juliana tuvo tres hijas; Irene, "la moderna de la familia", que se casó con un príncipe español, Carlos Hugo de Borbón Parma (fue la alternativa 'democrática a don Juan Carlos). "Ellos se separaron, pero era un hombre cultísimo, tuvo cáncer y pasó sus últimos años en Barcelona. También era un gran padre", explica. Es aquí cuando llega todo lo escabroso, con la hija más pequeña de la familia. "Cuando Juliana estaba embarazada, en una audiencia de La Haya, una señora se salió de la fila, se tiró a sus pies, la abrazó, la besó varias veces y dijo que había ido enferma a verla con rubéola. Se la llevaron pero la Reina ya se había contagiado y todo el mundo se preocupó por cómo nacía el bebé. Tuvieron que esperar al parto porque no había ecografías y cuando nació se dieron cuenta que estaba ciega", explica.
Pilar Eyre cuenta los secretos terribles de la familia real holandesa.
Sobre Cristina, como llamaron a la niña (aunque todos la conocían como Marijke), Pilar cuenta que se convirtió en la protagonista de titulares. "Tenía el mismo mal que Margarita, la tía de Juan Carlos, por lo que se pusieron en contacto con su madre (doña María) para saber qué habían hecho. Le dijeron que todos los médicos aseguraron que no tenía cura, pero que probara. Siguió ese camino por medio mundo pero también le dijeron que era incurable. Fue entonces cuando la recomendaron el camino de la fe. Después de encomendarse al rezo y a Dios, a la española se le ocurrió por el 30 aniversario de las apariciones de Fátima con una misa espectacular. 'Vamos y humildemente le pedimos que cure a nuestras hijitas", cuenta la periodista.
Desesperada, Juliana intentó ir a Portugal, pero el hecho de ser protestante la ponía en una mala tesitura. Era mucho mejor que su hija quedara ciega que ella acudiera a un acto católico. Fue entonces cuando María le dijo que rezaría por las dos "al 50%". "Lo que sí mandó un gran ramo de flores a Fátima con una banda donde ponía que le devolviera la vista a su hija. Rezó profundamente pero ninguna de las dos vieron. Ya no sabía qué hacer y alguien le habló de una señora humilde que trabajaba en una fábrica pero tenía poderes de sanación y videncia. Sin saber qué hacer, tapada y sin decir que era la Reina fue a ver a Greet Hofmans, que se hizo muy famosa. Le puso la niña delante y ella en trance y con los ojos en blanco y dijo que juraba que la iba a curar visitándola todas las mañanas", expresa Pilar, que añade que la monarca no tuvo más remedio que decir quién era realmente.
Juliana de Holanda tuvo a una hija ciega.
La vidente dijo que iba a hablar con el 'Más allá' porque iba a hacer "unos pases" porque tenía contactos extracorpóreos mezclados con budú. "La madre, por el deseo de que la niña se curara decía que veía un poco. La ilusión de que las cosas funcionen. Greet se instaló en el corazón de Juliana y entonces la fue aconsejando con los asuntos de estado y su matrimonio. Y es que el príncipe Bernardo la había hecho muy desgraciado porque era corrupto y mujeriego. Tenía amantes a las que mostraba. Así la vidente le hacía antes de cada reunión un resumen de lo que tenía que decir. Esto llegó a su punto álgido en una intervención en la ONU en plena Guerra Fría. Le dijo que tenía que el conflicto tenía que acabar, que tenía que seguir la doctrina de Ghandi", cuenta.
Además, en cuanto a su matrimonio, Greet le dijo que se divorciara a pesar de que fuera la Reina. "En aquel momento ya la niña era lo de menos, ya solo lo que importaba el gobierno. Las fotos de Hofmans se hicieron famosas. Juliana empezó los trámites del divorcio pero el consejo de ministros no quiso. Hubo una guerra y la vidente encontró una aliada en Guillermina, que se convirtió a su religión propia. Al final unos sicarios fueron a su casa y la amenazaron con que si seguía yendo a palacio tendría un accidente, de esto nos enteramos años después. Ella se asustó y la Reina le pidió que volviera porque la niña volvía a estar ciega y ya no sabía vivir sin sus consejos. Fingieron que se había ido al extranjero y Juliana salía como un alma en pena en todas las fotos. Al final entre el marido y los políticos hicieron que ella volviera al redil. Fue una señora desgraciada toda su vida. No tenía el amor de nadie, siempre dijo que Grette (que nunca cobró nada y murió en la absoluta pobreza) fue la única que la había querido desinteresadamente", concluye la periodista.