Aunque Máxima de Holanda (51 años) no es una de las royals más austeras, en las últimas semanas es habitual que recicle muchos de sus looks. Este miércoles, la consorte ha continuado con su agenda institucional y ha inaugurado un congreso de psiquiatría en la ciudad de Maastricht que pertenece al programa 'Emprendimiento contra la soledad', una iniciativa a favor de la salud mental con la que está muy implicada desde hace años, sobretodo desde que en 2018 su hermana Inés se quitara la vida. Un tema muy doloroso para ella del que no dudó en hablar en una entrevista donde lamentó no haber sabido ayudarla: "Sabíamos que ella no estaba bien desde hacía tiempo y aún así seguía existiendo un tabú entre nosotros, no hablábamos de ello".
Aunque en la visita estaba previsto que pasara por la cocina, por la sala de arte o el huerto... la Reina ha optado por un look cargado de elegancia y sofisticación que estrenó hace un año durante una visita a la provincia holandesa de Bollenstreek.
Máxima estaba sensacional con este vestido de corte midi con cuerpo ajustado y ligero corte evasé en color azul marino. Una creación de Oscar de la Renta valorado en 2.000 euros con escote cerrado y bonitos bordados florales en color blanco que ha combinado con un sombrero de fieltro a juego. Máxima completaba este look, que es pura inspiración para invitadas en eventos tanto de día como de noche (si retiramos el sombrero), con unos sencillos salones y bolso de mano al tono.
A diferencia de la reina Letizia, que siente predilección por la joyería minimalista y solo recurre al joyero real para citas de Estado, Máxima ha lucido un espectacular conjunto de zafiros y diamantes de un importante valor económico: pendientes alargados que se veían a la perfección gracias a su recogido informal y anillo a juego coronado por una imponente piedra preciosa.
Máxima de Holanda se mete en el barro con tacones
Durante su visita, Máxima ha visitado las diferentes instalaciones: la cocina, la sala de arte e incluso el huerto, donde la Reina no dudó en meterse incluso con tacones. Tal y como se puede observar en la imagen, se quitó el sombrero, se soltó la melena y salió al exterior. La mujer de Guillermo de Holanda no dejaba de mirar al suelo con la sonrisa nerviosa para no perder el equilibrio y terminar en el suelo. Finalmente, salió airosa y pudo verlo todo con sumo detalle sin ningún percance.