La muerte del Papa Francisco ha supuesto toda una revolución para la actualidad social. Después de un mes de ingresos hospitalarios y comunicados sobre su estado de salud, el pasado lunes 21 de abril a las 7:35, el Vaticano informaba de su fallecimiento. Una noticia que sobrecogía a fieles, autoridades y royals, ya que el día anterior habíamos podido ver al Pontífice realizar la ceremonia de Urbi et Orbi durante el Domingo de Resurrección, una de las fechas más importantes de Semana Santa.
A medida que pasaban las horas se iban sabiendo más detalles de las últimas horas de Su Santidad, de las claves que marcaran el próximo cónclave y de cómo será su funeral el próximo sábado 26 de abril. Hasta Roma se desplazaran presidentes, figuras clave de la iglesia católica y buena parte de los reyes y reinas europeos. Entre ellos, se encuentran Felipe VI y Letizia, que no dudaron en emitir un mensaje de despedida a través de las redes sociales de la Corona.
No solo eso. Los monarcas y la reina Sofía se acercaban al día siguiente, de riguroso luto, a la Nunciatura Apostólica para firmar en el libro de condolencias por la muerte del Papa Francisco. Una forma de mostrarle respeto al que fuera jefe de la iglesia. Algo que la reina ha continuado haciendo en sus actos de la semana al vestir de negro.
A pesar de todos estos movimientos, los padres de la princesa Leonor se enfrentaran este sábado a una situación totalmente nueva para ellos. Durante estos 10 años de reinado, Felipe y Letizia han tenido que vivir situaciones complejas y aceptar algunos cambios inesperados, pero no han acudido al funeral de un Papa. De esta manera, se trata de un reto totalmente nuevo e inesperado en el que deberán seguir un protocolo muy concreto.
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¿Cuál será el mayor desafío al que se enfrenten? ¿Podrán actuar igual que en el funeral de un jefe de estado o político? ¿Deben seguir alguna norma inusual? Para resolver todas estas dudas, la revista Lecturas ha hablado con la experta en protocolo María José Gómez Verdú. "La asistencia de los Reyes Felipe VI y Letizia al funeral de un Papa representa un hito sin precedentes en su reinado, y un reto relevante desde el punto de vista del protocolo de Estado", ha comenzado.
Este evento es muy importante para ellos no solo porque "en sus diez años de monarquía, no han tenido la oportunidad de enfrentarse a una ceremonia de estas características", sino porque se trata de un acto que "se encuentra en la confluencia entre lo espiritual y lo político, lo litúrgico y lo diplomático".
El desafío para los reyes
El entierro del Papa Francisco es un momento en el que los fieles y amigos del Pontífice puedan decirle adiós de forma solemne. Pero es mucho más. "Es también un acto de primera magnitud diplomática. El Papa es jefe del Estado Vaticano y, como tal, su sepelio se rige por una compleja liturgia protocolaria, donde se entrelazan normas canónicas, costumbres vaticanas y usos diplomáticos internacionales", asegura Verdú.
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La principal diferencia entre este entierro y otros jefes de Estado "es la dimensión espiritual que lo envuelve, y que condiciona la actitud y el simbolismo de los representantes internacionales". Así, los invitados a este evento sí deben respetar una serie de reglas que pueden suponer todo un desafío.
"Para los Reyes, el principal reto radica en calibrar adecuadamente el equilibrio entre su papel como jefes de Estado, en el marco de una monarquía parlamentaria laica, y su rol como fieles católicos, dimensión personal pero con carga simbólica en una monarquía de tradición católica", ha explicado María José.
Esto deberá reflejarse de forma clara "en gestos, atuendos y ubicaciones durante la ceremonia, todos sujetos a una coreografía diplomática minuciosa". De ello dependerá una correcta integración del rol institucional con el respeto litúrgico.
Las normas en el funeral
Para entender las reglas que deberán seguir los asistentes al funeral del Papa Francisco, es importante distinguir las diferencias entre un funeral político y uno espiritual. "Aunque ambos son actos de Estado, el funeral de un jefe de Estado político suele estar regido por normas del derecho internacional, códigos diplomáticos seculares y usos establecidos por la Cancillería del país anfitrión", ha comentado Verdú.
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Por otro lado, "el funeral de un Papa está profundamente marcado por la liturgia y la tradición canónica, lo que introduce un componente simbólico de alto contenido religioso. Esto influye en la disposición de los invitados, los tiempos de intervención, y los gestos permitidos o esperados", apunta.
Pero, ¿Cuáles son esos gestos? El más evidente es que deberán vestir de luto riguroso "y, en el caso de la Reina, con velo y posiblemente mantilla negra". Pero hay más. "La inclinación de cabeza ante el féretro papal, la participación discreta en la ceremonia litúrgica (sin comulgar si no se considera oportuno), o incluso una posible visita previa al Vaticano como muestra de deferencia, son elementos que deben valorarse cuidadosamente", ha analizado la experta. A esto se añade que, "si el Pontífice fallecido ha tenido una relación destacada con España, se podría considerar incluso algún gesto conmemorativo propio", apunta Gómez.
Eso sí, no todo el mundo deberá las mismas reglas. "La Casa Pontificia y el Protocolo Vaticano distinguen claramente los rangos y los precedencias. Los Reyes de España, como monarcas católicos, tienen un estatus singular dentro del conjunto de jefes de Estado: su lugar en la ceremonia será destacado, por tradición histórica y por cercanía cultural", ha afirmado Verdú.
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En cambio, "los príncipes herederos o representantes de gobiernos (presidentes o ministros) se ubican en función de criterios diplomáticos más clásicos: representación oficial, orden de llegada y nivel jerárquico", ha explicado la experta.
En lo que se refiere a la vestimenta, mientras que las reinas, como hemos dicho, sí pueden usar mantilla, el resto no. "Las Reinas pueden llevar mantilla negra por tradición, privilegio que no siempre se extiende a consortes de presidentes o primeras damas", señala. De esta manera, el funeral del Papa Francisco no solo será una emotiva despedida a Su Santidad, sino también un despliegue del protocolo más estricto y todo un reto para nuestros reyes..