Isabel II ha tomado la decisión más contundente y dolorosa después de que ayer un juez de Nueva York confirmara que el duque de York tendrá que sentarse en el banquillo de los acusados –o llegar antes a un acuerdo con Virginia Giuffre– por un supuesto delito de abusos sexuales a la mujer cuando todavía era menor de edad. En un escueto comunicado, el palacio de Buckingham ha anunciado que la monarca ha despojado al príncipe Andrés de todos sus títulos militares y también de sus funciones en los mecenazgos vinculados a la monarca.
“Con la aprobación y el acuerdo de la reina, las afiliaciones militares y los patronatos reales del duque de York han sido devueltos a la reina. El duque de York seguirá sin asumir ninguna función publica y se defenderá en este caso como un ciudadano privado”, se puede leer en el comunicado que el palacio de Buckingham ha colgado en su perfil de Instagram.
El príncipe Andrés mantendrá por el momento su título mobiliario, pero en ningún caso podrá ser tratado como “alteza real”. Además, llama la atención que la institución recalque que el duque de Edimburgo se defenderá “como un ciudadano privado”.
Esta contundente decisión de Isabel II, que ha terminado de apartar por completo a su hijo favorito de la institución, llega tan solo un día después de que este pasado miércoles 12 de enero un juez de Nueva York rechazara su intento por bloquear la demanda de Virginia Giuffre, quien alega que Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell la obligaron a mantener relaciones con el miembro dela familia real británica.
La sentencia del juez podría suponer que, por primera vez, viéramos a un miembro de la familia real británica en el banquillo de los acusados, a no ser que se llegue a un acuerdo económico, algo que el abogado de la mujer, David Boies, ha descartado en declaraciones a la BBC.
El lío judicial del príncipe Andrés han provocado un gran problema de reputación a la familia real británica que incluso han salpicado a la propia Isabel II, criticada por financiar su defensa.
El duque de York había recibido presiones familiares para renunciar a sus títulos y romper con la casa real británica, algo que finalmente ha ocurrido. Todo después de que en noviembre de 2019 diera un paso atrás y renunciara a sus “obligaciones reales”. Desde entonces, se ha mantenido en un discreto segundo plano que no ha evitado que su madre termine de echarle de la institución.