Durante los años que lleva en el trono, la reina Isabel II ha tenido más de treinta corgis. La soberana británica, cada vez que ha tenido perros, ha encontrado en ellos a sus más fieles amigos y en su apretada agenda, siempre ha sacado tiempo para dedicarle a ellos paseos y momentos de lo más tiernos. Cada vez que alguien acude a Buckingham Palace para reunirse con ella, tiene que tener en cuenta que en la reunión puede estar presente alguno de los fieles amigos de Isabel II. Aunque en alguna ocasión la presencia de los perros de la reina ha puesto en apuros a algún invitado.
Fue lo que le ocurrió a Harry Collins. Angela Kelly, una de las estilistas de la reina que acaba de sacar un libro repleto de anécdotas, relata que este hombre vivió un momento de nervios cuando acudió a Buckingham para enseñarle a Isabel II un broche que había creado con motivo de su cumpleaños. Sin darse cuenta… ¡Pisó al perro de la reina de Inglaterra y tropezó con él con caída al suelo incluida! Un instante que vivió con muchos nervios y en el que que pasó muchísima vergüenza. Tanta que se levantó enseguida y mostró su preocupación hacia el animal. No dejaba de pedir disculpas y de acariciar al perro, dando buena cuenta de su arrepentimiento.
El hombre, que esperaba una reacción de Isabel II de lo más negativa, se llevó una grata sorpresa al ver cómo la reina de Inglaterra gestionó esta situación. La monarca le dijo que no pasaba nada, que no tenía que preocuparse, que este tipo de perros acostumbra a estar donde menos lo esperas sin hacer ruido. Isabel II se mostró de lo más comprensiva y al ver que tanto el perro como el hombre estaban bien, quitó hierro al asunto y convirtió la situación en una anécdota para el recuerdo. ¡Menudo alivio para Harry Collins!