La reina Isabel II, poco a poco, va recuperando su vida normal y, pese a seguir recluida en el palacio de Windsor, al que fue trasladada nada más desatarse la pandemia, ya lleva varios días cumpliendo sus compromisos profesionales, como el Trooping de Colour, y sus aficiones. Isabel II se mostró muy afectada tras la muerte de su marido, Felipe de Edimburgo, el pasado 9 de abril, poco antes de cumplir los 100 años. La vida continúa y así lo entiende también la soberana británica.
Lo cierto es que ya ha abandonado el luto por completo y ha vuelto a sus vestidos de vivos colores. Con uno estampado en azul, verde y amarillo, recibió en el palacio de Windsor a la canciller alemana Angela Merkel, de visita oficial al Reino Unido.
Días después, y dada su enorme afición a las carreras de caballos –tiene caballerizas y sus mejores ejemplares suelen competir–, asistió a la Royal Windsor Horse Show. También allí la vimos disfrutar de las carreras a tenor de la amplia sonrisa que dibujaba en su rostro. En esta ocasión lució un atuendo muy campestre: camisa blanca, jersey verde agua y chaleco acolchado Barbour.
Uno de los días, sin embargo, volvió a sus vestidos color pastel, a juego con el abrigo y el sombrero, ya que la reina fue la encargada de entregar uno de los trofeos de la Royal Windsor Horse Show.
De nuevo, una amplia sonrisa en su rostro, lo que nos hace pensar que Isabel II, como le sucedería a cualquiera de nosotros, le viene muy bien estar ocupada para no caer en dolorosos pensamientos. A su edad, 95 años, la reina británica goza de muy buena salud. Eso sí, no abandona el perímetro de Oxford para nada.