Imparable en público, destrozada en privado: las contradicciones de la reina Sofía en sus últimas apariciones

La reina Sofía tiene una agenda imparable, llena de actos y eventos en los que demuestra su elegancia y saber estar. A la vez, está siendo un año de muchísimo dolor y angustia que afecta a su estado anímico. Unas contradicciones patentes en sus últimas apariciones.

Jara Bravo

Redactora digital de Lecturas

Actualizado a 29 de noviembre de 2023, 21:54

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La agenda de compromisos de reina Sofía (84 años) continúa imparable. Han sido ya varios los actos y eventos a los que la monarca emérita ha acudido en los últimos meses. Los Premios BMW de Pintura, el X Congreso Nacional de Alzheimer o la reunión con el patronato de la Fundación Atapuerca han sido algunos de los últimos eventos en los que la madre de Felipe VI (55 años) nos ha deleitado con su experiencia como figura institucional y su buen gusto a la hora de vestir. En todos ellos, Sofía se ha mostrado interesada, sonriente y habladora.

Una forma de actuar que contrasta con las desgarradoras lágrimas que derramó en  la entrega del premio rector honorario vitalicio en la Universidad Camilo José Cela, justo antes de la jura de Constitución de su nieta Leonor (18 años). Unas actitudes completamente contradictorias que sorprenden en la madre de la infanta Cristina, pero que tienen su explicación. 
 

El profundo dolor de la reina Sofía

Y es que en el 2023 el núcleo duro de Sofía se ha empezado a desintegrar. En enero la madre de la infanta Elena recibía la peor de las noticias: su hermano Constantino había fallecido debido a las secuelas de un derrame cerebral que había sufrido unos días antes. La reina no lo dudó un momento y voló hasta su tierra natal para darle su último adiós. Una despedida que hubiera deseado no tener que vivir. Y es que Sofía y Constantino eran confidentes, los mejores amigos. Su confianza no se había mermado ni un poco a pesar de todas las polémicas familiares y de la distancia que sus roles habían supuesto.

Su fallecimiento fue el primer paso para que el vínculo entre los tres hermanos se empezara a romper. Un engranaje forjado en los constantes viajes que la familia real griega se vio obligada a efectuar al huir de Grecia. Primero a Alejandría y, más tarde, a Ciudad del Cabo, donde vivirán hasta en más de 20 casas. De hecho, fue durante esa itinerancia que nació Irene de Grecia (81 años). Fue en esa itinerancia recurrente lo que hizo que Constantino, Irene y Sofía formaran una entidad indivisible. Un refugio inamovible cuando todo su entorno cambiaba.

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Tras la muerte de Constantino nada parecía poder ir peor. Pero así fue. Hace ya varias semanas la revista Lecturas revelaba en exclusiva que Irene de Grecia estaba aquejada del llamado "mal de olvido". Un hecho tristísimo y doloroso que debe haber hecho más difícil este año para la monarca española. Desde que falleció la reina Federica de Grecia, Irene se convirtió en la sombra y hogar de la reina Sofía. Allí donde iba una, iba la otra. Un lugar seguro donde ser ella misma. de Grecia. La abuela de la infanta Sofía (16 años) sabe que el tiempo con su hermana es valiosísimo y, por eso, no se olvida de ella. Tanto es así que fue su acompañante durante los Premios BMW de Pintura. 

A esto también se suman otros momentos clave, como el hecho de no poder asistir a la jura de Constitución de Leonor por deferencia al rey emérito, que no estaba invitado al acto en el Congreso de los Diputados. O también su enfado con Victoria Federica por no asistir al cumpleaños privado de su prima Leonor. En definitiva, una situación compleja y muy triste que habría provocado que la reina rompiera a llorar en público. Algo insólito en toda la historia de sus actos y compromisos reales. A pesar de haber abanderado temáticas muy duras y de que su familia haya protagonizado algunas sonadas polémicas, la reina jamás se ha mostrado triste o emocionada. Una prueba de que no está siendo el mejor año, ni de lejos, de la exmonarca.

La reina Sofía hace de tripas corazón y sigue adelante

A pesar de esta angustia que la carcome, la reina Sofía ha hecho de tripas corazón y ha seguido adelante con su agenda de compromisos y con sus planes particulares. Es por eso que, en sus últimas apariciones la esposa del rey emérito se ha mostrado más animada y receptiva. Quizá la reciente reunión con todos sus hijos y casi todos sus nietos el pasado 31 de octubre ha hecho sentir mejor a la reina. Más apoyada, comprendida y vista. Para algunos podría ser un reencuentro algo incómodo, pero para ella era el evento que llevaba esperando desde hacia mucho tiempo.

También, no sería de extrañar que esta agenda non-stop sea una forma de mantenerse entretenida y ocupada. Tener su mente focalizada a cosas concretas y que necesitan su atención. Una forma, al fin y al cabo, de dejar de lado el profundo dolor que está padeciendo desde que empezara el año.

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Los recuerdos perdidos (y recuperados) de la reina Sofía gracias a Carlos III

Otro motivo que podría haber propiciado que la reina estuviera algo más animada podrían ser los recuerdos que la remodelación del Palacio Tatoi ha dejado al descubierto. Esta vivienda pertenecía a la familia real de Grecia, es decir, a los padre de Sofía y fue donde la monarca se crio junto a sus hermanos. Al parecer, las obras de este espacio han descubierto algunos objetos y pertenencias en rincones secretos, así como años de historia de sus habitantes antes de que tuvieran que exiliarse. 

Carlos III viajó hasta Grecia en visita oficial y decidió reformar el palacio entero, con lo que pretender devolver al monumento su esplendor perdido y abrirle las puertas al público. Una forma de honrar la memoria de los antepasados de la reina Sofía. En el caso del rey británico, su intención era homenajear a su padre, Felipe de Edimburgo.

La reina Sofía repite su combinación favorita para los Premios Reina Sofía de Poesía

El último acto en el que ha aparecido la reina Sofía ha sido en el Premio Reina Sofía de Poesía, en la Universidad de Salamanca, donde ha entregado el galardón de Poesía Iberoamericana a la poeta y novelista Gioconda Belli. Con ella ha compartido una breve charla y unas risas la mar de espontáneas. 

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Para este evento, la monarca ha optado por una de sus combinaciones favoritas en cuanto a estilismos se refiere: un traje fluido de dos piezas. La parte de arriba estaba conformada por una blazer marrón oscuro, casi negro, con una blusa de color champán debajo. La parte de abajo constaba de un pantalón del mismo estilo, color y tela que la americana. Unos salones negros muy cómodos cerraban su outfit.

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