Los duques de Sussex no paran de sumar disgustos en su camino hacia el ‘Megxit’. Cuando a principios de año tomaron la decisión de retirarse de la familia real británica, sabían que se iban a tener que enfrentar a muchos contratiempos. Ahora hay que sumar dos nuevos varapalos en el camino que terminará el 31 de marzo, cuando oficialmente dejen de formar parte de la corona británica. Uno llega desde Reino Unido y el otro desde Canadá, su actual lugar de residencia.
Una de las medidas que han tomado desde la casa real británica es dar más protagonismo a otros de sus miembros para que así Harry y Meghan no sean tan recordados. Si hace unos días Isabel II decidió que sus nietas Beatriz y Eugenia de York iban a tener más presencia en los eventos oficiales, ahora la que está cobrando protagonismo es Sophie de Wessex. La mujer del Eduardo de Inglaterra es la nuera favorita de Isabel II y ahora la reina quiere darle un papel destacado y de alguna forma convertirla en la nueva Meghan. Algo que a la duquesa de Sussex no le hace especial gracia.
El otro golpe que han recibido Harry y Meghan llega desde Canadá. Uno de los grandes conflictos que tuvo lugar cuando se trasladaron allí fue si el gobierno se haría cargo de su seguridad con fondos públicos o si tendrían que financiarlos de forma privada. Aunque hasta el momento sí que se ha invertido parte de los impuestos de los canadienses en la seguridad de sus nuevos vecinos los duques de Sussex, desde el 31 de marzo esto se acabará y serán ellos los que tengan que hacerse cargo de este gasto.
Los duques de Sussex sabían que podían tener consecuencias como estas, pero no tantas y tan seguidas. De hecho los amigos de Meghan Markle han contado que ella está muy disgustada con estos acontecimientos y con otros como la prohibición que les han impuesto a la hora de utilizar la palabra ‘royal’ en su beneficio o con que se vaya a revisar su trabajo doce meses después de haber abandonado la corona.