Uno de los mayores problemas al que se enfrentaron el príncipe Harry y Meghan Markle desde que anunciaron su salida de la casa real británica fue quién financiaría a partir de ese momento los gastos de su seguridad. Pese a no pertenecer a la corona británica, los duques de Sussex necesitan estar rodeados de medidas que garanticen su seguridad y su privacidad, algo que supone un importante gasto económico. Antes de establecer su residencia en Los Ángeles, Harry y Meghan eligieron Canadá como su primer destino al dejar Londres. Allí recibieron el apoyo de Justin Trudeau, primer ministro canadiense. El mandatario les ofreció pagar la mitad de los gastos relacionados con su seguridad, algo que le trajo muchos quebraderos de cabeza.
Personas de su equipo de gobierno y la mayoría de la opinión pública se le echaron encima porque no comprendían la razón de que el dinero destinado a la seguridad de la pareja saliera del bolsillo de los ciudadanos de Canadá. El tema se quedó en el aire, y nunca se supo la cantidad que se había destinado a este fin. Hasta ahora. El gobierno destinó 56.834 dólares entre noviembre y enero para este fin. Lo primero que hay que tener en cuenta es que Harry y Meghan se trasladaron a Canadá a pasar unas semanas de descanso cuando todavía pertenecían a la familia real. Así que aunque el ‘Megxit’ se llevara a cabo el 31 de marzo, desde mucho antes ya recibían financiación de aquel país. En esta cifra no están incluidos los salarios de los policías y no es un número definitivo. Desde enero hasta mediados de marzo los duques de Sussex continuaron en el país, así que todavía falta por conocer el desembolso público en esta etapa.
Estos datos han hecho que Justin Trudeau vuelva a estar en el punto de mira. Muchos ciudadanos lo consideran como parte de una traición por parte de su primer ministro, y ahora piden que haya consecuencias sobre él. Una de las cuestiones que más critican más allá del gasto es que Justin ha hecho esto por la amistad que une a Meghan Markle y a su mujer. La exactriz mantiene muy buena relación con Sophie Gregory, la primera dama canadiense, y muchos piensan que todos han intentado beneficiarse de la situación.