El pasado 9 de abril Felipe de Edimburgo falleció a los 99 años. Hoy, ocho días después, la familia real británica le despide en un funeral de lo más atípico. Por un lado debido a la pandemia, y por otro porque el expreso deseo del marido de Isabel II era que se celebrara un funeral ceremonial y no estatal. Una clara muestra de que hasta en su último adiós no tenía intención de convertirse en el gran protagonista. De esta forma Isabel II ha despedido para siempre al hombre con el que ha compartido gran parte de su vida y que siempre supo estar a la sombra de cada uno de sus pasos.

Los miembros de la familia real británica, entre los que han destacado Kate Middleton, el príncipe Guillermo y Carlos de Inglaterra, han llegado en coches al lugar desde que el dará comienzo el cortejo fúnebre.

El funeral ha continuado con el traslado del ataúd de roble con los restos del duque de Edimburgo en un Land Rover diseñado por él mismo que llegaba a la capilla de St. George acompañado por varios miembros de la familia real británica, que han hecho el paseo a pie. En todo momento, han estado acompañados por personal de la Marina, los Marines reales, los Highlanders, el Cuarto Batallón del Real Regimiento de Escocia y las Fuerzas Aéreas. A todas estas corporaciones militares y regimientos estaba muy unido el duque de Edimburgo, así que ha sido una bonita forma de homenajearle. Isabel II, al contrario que el resto de asistentes destacados, ha llegado en coche hasta la ceremonia.

Un último adiós organizado para treinta personas entre quienes ha destacado el príncipe Harry, que viajó hace unos días hasta Reino Unido para estar al lado de su abuela en este complicado momento. Los asistentes al funeral han vestido hoy de riguroso luto. Lejos de lucir uniformes, se han limitado a vestir de negro en homenaje al Felipe de Edimburgo.