Las relaciones dentro de una familia no siempre son fáciles. Aunque queramos llevarnos bien con todo el mundo, hay gente con la que no conectamos, por mucho que lo intentemos. Y parece que en las Casas Reales sucede lo mismo, no se escapan del drama por mucho que formen parte de la realeza. De hecho, si existen dos mujeres cuya relación es conocida por no ser la más dinámica esa es la formada por Carolina de Mónaco (66 años) y Charlene de Mónaco (45 años), dos cuñadas enfrentadas por razones que nunca se han confirmado, pero que todo a punta a su papel dentro del Principado.
El afecto entre ellas parece inexistente e improbable. De hecho, en más de una ocasión han evitado coincidir en fiestas y eventos, como el baile de la rosa, para no tener que competir en cuanto a protagonismo. Una tensión que no existe con la otra hija de Rainiero y Grace Kelly, Estefanía de Mónaco (58 años). ¿Cómo es su relación? ¿Y cómo lo ve Carolina?
La buena relación de Charlene con Estefanía
A pesar de sus diferencias con Carolina, Charlene sí que mantiene una relación cercana y amable con la otra hermana de su marido. Tanto es así que hace poco pudimos verlas con una actitud muy cercana y divertida, abrazándose durante la celebración de la Aids Cup en Mónaco. Era la cuarta vez que se celebraba este evento, en el que pudieron disfrutar de un partido entre los Barbargiuans y Cirque FC en el campo del estadio Louis II. Además, este evento también ha sido una gran oportunidad para celebrar la longevidad del Festival Internacional del Circo de Montecarlo, que celebrará su 50º aniversario en 2024 y del que la princesa Estefanía es la presidenta de honor desde 2006.
De hecho, Charlene también acudió al Circo de Montecarlo con su marido y sus hijos en compañía de la propia Estefanía hace unas semanas, siendo uno de los lugares más especiales para su cuñada, que se ha confesado como toda una apasionada por todas las disciplinas circenses. De hecho, en esa ocasión, Estefanía se emocionó mucho en este acto por el recuerdo a su padre, Rainiero.
Pero este no ha sido el único acto público en el que hemos podido ver a las cuñadas juntas en los últimos tiempos. El pasado mes de diciembre, ambas acudieron a un evento muy especial, la inauguración de la Navidad en el Principado. Ese día pudimos ver a las dos mujeres teniendo una charla muy distendida mientras paseaban por la Villa de Navidad y disfrutaban en familia de un evento tan divertido. Sin duda, una estampa que nos dejaba ver la buena relación existente entre ambas, todo lo contrario a las ocasiones en las que Charlene coincide con Carolina.
Las diferencias entre Carolina y Charlene
La mala relación entre Carolina de Mónaco y Charlene de Mónaco es algo de lo que se lleva hablando desde hace mucho tiempo. Al parecer, la hija del príncipe Rainiero y Grace Kelly no es la mayor fan de la manera en que su cuñada está llevando a cabo su papel como primera dama del Principado, llegándose a hablar incluso de celos por parte de Carolina. Además, ambas mujeres se llevan muchos años, casi veinte, pudiendo ser otra de las razones por las que no terminarían de congeniar.
Pero si algo habría causado el resentimiento por parte de Carolina eso es el puesto de primera dama. Tras fallecer Grace Kelly en 1982, Carolina no dudó ni un segundo en ponerse en el lugar de su madre, lugar que pensaba que siempre sería para ella, sobre todo porque su hermano no tenía ningún tipo de relación estable. Pero, entonces llegó Charlene y desbarató todo lo que hasta ese día había conseguido Carolina, que tuvo que dar un paso atrás cuando su hermano se casó. Esto ocurrió en 2011, año en que la ex nadadora sudafricana pasó a ser la primera dama de Mónaco, acaparando titulares y relegando a su cuñada a un segundo puesto que nunca quiso.
Los hijos de Charlene y herederos al trono
Esta guerra silenciosa por el poder en Mónaco se acentúa cuando toca hablar de los hijos de Charlene con Alberto. El matrimonio ha tenido dos pequeños, Jacques y Gabriella, y los rumores apuntan a que la propia Carolina habría querido formarles de manera mucho más rígida con respecto a los protocolos de palacio, siendo todo lo contrario a los deseos de su madre. Charlene querría que sus hijos vivan una vida de lo más normal, dejando a un lado todas esas formalidades.