Letizia estaba espléndida en París. La reina sonría, vibraba, disfrutaba. Nada que ver con las imágenes cariacontecida y afectada que suelen filtrarse durante los largos veranos en Palma de Mallorca. Los Juegos Olímpicos eran una burbuja perfecta. Sin la presencia de su marido y de sus hijas, la reina encontraba en los torneos y los deportistas el momento para desconectar de todo. Solo importaban las medallas. Claro que esto, como toda burbuja, termina casi antes de empezar. Cuatro jornadas y, de repente, de nuevo en Marivent.
Los veranos de la Familia Real distan mucho de ser lo que les gustaría. Letizia lograba que la vela y las regatas desapareciesen de su día a día. Tan solo el rey disfruta de su pasión en el mar con la excusa de la copa de vela en Palma de Mallorca y poco más. Ni la reina se sube a un barco ni tampoco sus hijas. Un motivo menos para pasar el verano rodeados de playas. Resignada, la reina ha ido acomodándose a lo que hay. Protagoniza algunas salidas en público, recibe a la sociedad balear y en cuanto puede, se marcha a sus vacaciones privadas.
Este verano que parecía tan perfecto después de la impecable actuación de la Familia Real en Francia, se fue viendo empañado por tres escándalos que les han rodeado en los últimos días.
El problema de las vacaciones privadas
La reina Letizia forzaba la última salida hasta la fecha en Palma de Mallorca para poder viajar lo antes posible. Habitualmente, la tarde de compras en la que visitan el mercadillo y alguna tienda tiene lugar cuando ya se pone el sol. Este año, aparecían a las cuatro de la tarde, en plena ola de calor y bajo unas temperaturas de riesgo. La reina Sofía, ya de 85 años, sufría los estragos de la decisión y se encontraba visiblemente mareada.
Desde el entorno de Zarzuela se aseguraba que se había elegido esta hora para facilitar el trabajo de los reporteros, ya que es cuando menos gente hay en el centro de la ciudad. Era Pilar Eyre la que desmontaba la versión. La periodista aseguraba que, lejos de este supuesto favor, la realidad era que Letizia y sus hijas iban a viajar ese mismo día a las seis de la tarde para comenzar sus vacaciones. Todo fue cosas de las prisas.
Las vacaciones privadas de los reyes siempre son un quebradero de cabeza para la Casa Real. No solo desaparecen sin ofrecer información ni de donde van ni de cuantos días -hay que tener en cuenta que se trata de la jefatura del Estado-, sino que acaban salpicando al departamento de comunicación de Zarzuela. Siempre queda un fleco que hay que solucionar.
La mala relación con la familia del rey Felipe
El destino quería que precisamente durante sus vacaciones se encontrasen con una complicada noticia. Juan Gómez-Acebo, primo del rey Felipe e hijo de la desaparecida infanta Pilar, fallecía en Palma de Mallorca. La relación de los hijos de la hermana del rey Juan Carlos con los Borbones siempre ha sido cercana. Era, además, un duro revés que se producía tan solo cinco meses después de que falleciese Fernando, también hijo de la infanta Pilar. Los Gómez-Acebo estaba destrozados.
Este hecho puso el foco en la familia del rey Felipe. ¿Iba a interrumpir sus vacaciones para acudir a arropar a sus primos? No parecía que esto fuese a ocurrir. De hecho, los planes iniciales de la familia de celebrar el funeral por Juan Gómez-Acebo este pasado día 15 de agosto se veían truncados por la ausencia del rey. Los hermanos del difunto decidían trasladarlo todo a septiembre para que pueden acudir sus seres queridos.
La relación de los Gómez-Acebo con la reina Letizia siempre ha sido complicada. Aunque en un primer momento sí presumieron de buen entendimiento, poco a poco fue cambiando. Letizia ha evitado todo lo posible encontrarse con los primos de su marido. La última vez fue, precisamente, en el último adiós a Fernando Gómez-Acebo. Es de suponer que también acudirá al funeral de Juan ahora que han cambiado de planes.
El pasado de Letizia en la prensa internacional
Sin comerlo ni beberlo Letizia se convertía también en protagonista de la prensa internacional. La reina de España interesa. Se le dedican piezas y artículos de forma habitual en todos los medios de gran relevancia. Ocupa portadas y se analiza su vida. También aquella que menos gustará a la mujer de Felipe VI. Este mismo verano su primer matrimonio volvía a la actualidad en varios medios tanto británicos como alemanes.
El escándalo de Jaime del Burgo, excuñado de la reina, fascina a la prensa extranjera. Cada vez que nombran a la reina recuerdan los delirios que este comenzó a publicar en sus redes sociales. Acusaciones sin pruebas ni fundamento alguno pero que los medios internacionales no olvidan. Estas últimas semanas le han dedicado varias piezas a su primer matrimonio con Alonso Guerrero. Una historia que terminó hace décadas pero de la que tampoco se sabe demasiado.
La popularidad de la reina es innegable. Todo el mundo quiere saber más de Letizia. Su apariciones son analizadas al detalle tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Un símbolo de su poder pero, a la vez, una incómoda consecuencia.