Era en 2015 cuando, tal y como ella misma ha informado ante el fiscal y el diario El País ha publicado, Corinna Larsen adquiría Chyknell Hall Estate, una impresionante finca de más de 80 hectáreas que alberga en sus inmediaciones una mansión de 1814. La adquisición se cerraba por un valor aproximado de 6,6 millones de euros, algo menos del precio inicial -aprox. 8 millones de euros- que se pedían un año antes.

La operación se pagaba, supuestamente, a través de un fondo instrumental con dinero de las cuentas panameñas de la alemana, y se realizaba con el objetivo de que el hijo de Corinna pudiera disfrutar de un enclave tan especial. Tal y como informa la consultora alemana, la cantidad invertida en la "puesta a punto" de la residencia fue similar al precio de la misma, ya que fue renovada casi por completo.

Como dato curioso, la mansión fue testigo de una historia de adulterio que ocasionó su venta en tres ocasiones en los últimos 70 años.