La reina Isabel II mandaba a los entonces príncipes de Gales a España cada verano. Carlos y Diana cogían el avión y a sus hijos y se instalaban en el palacio de Marivent con los reyes Juan Carlos y Sofía. Salían a navegar, posaban en las escaleras del palacio y protagonizaban una bella estampa de dos familias muy bien avenidas. Una realidad que ahora sabemos que nada tenía que ver con lo que pasaban de puertas para adentro. En ambos casos, de hecho.
Los reyes habían reactivado sus relaciones con Reino Unido y la presencia de los príncipes de Gales en Palma del Mallorca era la mejor forma de evidenciarlo. Carlos y Diana pasaron cuatro veranos en Marivent. El palacio que ahora ocupa en su mayor parte de la reina Sofía y su hermana Irene era, en aquellos tiempos, un hervidero de gente. Además de los reyes Felipe y Sofía también se encontraba Constantino de Grecia, hermano de la reina, y su mujer Ana María.
Lady Di no vivió esta experiencia con ilusión alguna. Así lo explicaba su biógrafo, Andrew Morton, tiempo después. La princesa le confesó que había pasado toda la estancia en Palma en el baño. “Con la cabeza metida en el váter”, aseguró concretamente. Pero aun así, regresó en otras muchas ocasiones. Claro que las dinámicas tanto de Diana como de Carlos y de los reyes Juan Carlos y Sofía fueron muy distintas.
Las noches de amor de Diana de Gales y el rey Juan Carlos
Durante años han corrido mucha teorías sobre el encuentro del rey Juan Carlos con Diana de Gales. El monarca y la princesa posaban ante las cámaras junto a sus respectivas familias. Los niños, sobre todo los de Diana, eran los grandes protagonistas. Mientras los fotógrafos hacían su trabajo, Juan Carlos flirteaba con Lady Di. “Flirteó con Juan Carlos, pero inocentemente, como haría cualquier mujer. ¿Cómo no iba a hacerlo, si Carlos era como un cascote de hielo?”, explicó Lady Collin, experta en Casas Reales.
Diana se encontraba en un momento de completo abandono por parte de Carlos. De hecho, el príncipe llegó a dejarla sola en Marivent en varias ocasiones. Obligaciones con la reina fueron la excusa oficial pero Diana sospechaba de Camilla. Carlos viajaba a Reino Unido y Diana se quedaba en Palma de Mallorca con sus hijos y los reyes Juan Carlos y Sofía. Aprovechaba para tomar el sol, salir a navegar y departir con el monarca. Una relación que se iba intensificando.
“Es un mujeriego. Sé que es absurdo, pero estoy segura de que le gusto. Ha coqueteado, incluso delante de la reina”, le contó a Ken Wharfe, su guardaespaldas. “Es un sobón”, afirmó con rotundidad. Y es que Juan Carlos y Diana pasaban instantes a solas en palacio. Diana confesaría también que a la reina Sofía no le había caído especialmente bien. Claro que los antecedentes que tenía ya el rey Juan Carlos hacían que la reina estuviese en guardia.
“A menudo se quedaba sola en Marivent, porque Carlos pasaba menos días en España”, escribiría Collin en la biografía de la princesa. “Él aprovecha para embarcar en el Virginian, acompañado de su amiga Lady Romsey”. El príncipe tenía ya su propia historia mientras Diana de Gales intentaba hacerse notar.
El encuentro del rey Juan Carlos y Diana de Gales
Durante mucho tiempo se ha afirmado que entre el rey y Lady Di solo uno un flirteo. Ambos estuvieron muy pendientes y poco más. Pero poco a poco se han ido desvelando más detalles al respecto. En el libro “Juan Carlos I: el rey de las 5000 amantes’, es el coronel retirado del ejército Amadeo Martínez Inglés quien repasa muchos de los affaires que el rey Juan Carlos contaba a los militares. Entre ellos figura, efectivamente, Diana de Gales.
Como ocurrió con aquella anécdota de Dominguín y Ava Gadner, el rey emérito presumía de sus conquistas delante de sus amigos. O no tan amigos. El monarca confesó sus encuentros amorosos con la princesa de Gales durante los veranos en Marivent. Buena prueba de ello eran los continuos enfados tanto de la reina Sofía como del príncipe Carlos. Ese se marchaba molesto por la supuesta actitud de su mujer delante del rey de España.
Esta especulación cobró significado tiempo después, con la publicación del libro sobre los Windsor de Kitty Kelly. La autora explicó que el rey de España envió a la princesa 45.000 dólares el mismo año de su fallecimiento. Al parecer, el dueño del gimnasio al que acudía instaló cámaras para chantajear a Diana. Esta, apurada y sin saber qué hacer, recurrió a una persona de su total confianza para pedirle el dinero. Fue el rey Juan Carlos, según esta autora.
Se trataría de una prueba de que la relación de Diana y Juan Carlos estuvo latente en el tiempo. Fue cercana y cómplice, aunque esta afirmase en todo momento que consideraba al rey demasiado amigable en sus encuentros en Palma de Mallorca.
Cada uno con su amante
A pesar de esta relación, tanto Diana como Juan Carlos tenían, a su vez, sus propias historias. El guardaespaldas de la princesa confesaría, tiempo después, que durante aquellos veranos Diana de Gales le confesó que tenía una aventura. No era con el rey sino con James Hewitt. Sí, el mismo que el propio príncipe Harry pensaba que era su padre -el parecido es razonable-.
Juan Carlos, por su parte, tenía su corte de amigos y amigas de Mallorca. Entre ellos se encontraba Marta Gayá. La amiga entrañable del monarca formaba parte del círculo del rey en sus veranos. De hecho, sigue siendo una persona clave en la vida del emérito. Gayá ha estado en la vida de Juan Carlos durante décadas y sigue estando presente. Si algo ha quedado claro con los audios y filtraciones del monarca es que Juan Carlos tenía capacidad de simultanear sin problema.
El hoy rey Carlos, por su parte también, habría mantenido varios romances mientras dejaba a la que era su mujer en Mallorca junto a los reyes. La única que vivía en soledad era la reina Sofía. Arropada por su hermano Constantino y su cuñada Ana María, la reina permanecía en Marivent mientras sus invitados y su marido hacían cada uno su propia vida.