Con tan solo cuatro semanas de diferencia, el mundo ha podido ver a la reina Letizia (52 años) en dos escenarios totalmente diferentes. La visita de los reyes Felipe y Letizia a Paiporta para estar con el pueblo valenciano tras los devastadores efectos de la DANA dejó una estampa que difícilmente será olvidada. Entre gritos, tensiones y mucho barro, los monarcas vivieron en sus propias carnes la crispación de los ciudadanos. La imagen de Felipe y Letizia llenos de lodo, intentando hablar con los vecinos sin mucho éxito, consiguió dar la vuelta al mundo.
En el otro extremo, esta semana veían la luz unas fotografías de los Reyes de España muy distintas. Tras varios meses de espera, finalmente se publicaban los imponentes retratos de los reyes Felipe y Letizia hechos por la prestigiosa fotógrafa Annie Leibovitz. En esta ocasión, nos encontrábamos con una Letizia al más puro estilo hollywoodense, que derrochaba clase, estilo y, sobre todo, reafirmándose como una reina moderna en el siglo XXI.
Estas dos fotografías esconden mucho más de lo que podemos apreciar a simple vista. Por ello, desde Lecturas.com nos hemos puesto en contacto con Juanfran Velasco, experto en comunicación, para que nos den las claves y podamos entender mejor el trasfondo de estas dos fotos. “Las dos imágenes de la Reina Letizia presentan un contraste muy marcado en términos de comunicación visual y no verbal, evidenciando cómo los contextos y pueden impactar la percepción pública. Ha pasado solo un mes entre una imagen y otra, pero era falta una tercera imagen para entender el contexto: la de doña Letizia volviendo a la Comunidad Valenciana por segunda vez, en un tono más relajado y entre aplausos. Si no se hubiera producido esta otra fotografía, no se habría entendido esta reaparición estelar con la autora que fotografió a John Lennon y Yoko Ono”, comienza explicando nuestro experto.
La imagen de Letizia en Paiporta, a examen
Juanfran Velasco, en su análisis, remarca la importancia de imagen que vimos de la reina Letizia en Paiporta, centrándose sobre todo en la “cercanía” que demostró durante la visita. “Esta imagen pertenece a un escenario de emergencia, donde la Reina está mostrando cercanía y apoyo tras una catástrofe. El objetivo de la foto es informativo y periodístico: conectar emocionalmente con las personas afectadas y con la sociedad en general”, asegura.
La comunicación no verbal de Letizia durante esa tarde del 3 de noviembre en Paiporta dice mucho:
- Postura. Su cuerpo inclinado ligeramente hacia adelante sugiere involucramiento y empatía. Está en el centro de la acción El rostro manchado de barro refuerzan la autenticidad y la humanidad de la Reina, alejándola del glamour y acercándola a las personas comunes.
- Manos. Sus manos juntas reflejan preocupación o ansiedad, transmitiendo un fuerte mensaje de solidaridad en una situación difícil. Son unas manos de oración, de súplica o pedir perdón.
- Impacto emocional. Es una imagen poderosa en términos de conexión emocional. Comunica vulnerabilidad, empatía y un sentido de responsabilidad directa.
Letizia deslumbra frente al objetivo de Annie Leibovitz
Los nueve meses de espera para ver los nuevos posados reales han merecido la pena. Centrándonos únicamente en Letizia, vemos a una reina segura, sofisticada y rebosando glamour. Letizia luce un vestido de gala palabra de honor en color negro de Balenciaga junto a un chal rojo que aportaba el toque de color. Como decíamos, una estampa que nada tiene que ver con la que nos dejó su visita a Valencia.
En esta ocasión, nuestro experto señala que esta fotografía tiene un propósito “puramente estético y editorial, diseñada para transmitir sofisticación, elegancia y un aire casi etéreo”. Se trata de una imagen que ha sido estudiada y creada muy cuidadosamente, y donde cada detalle ha sido pensado “para destacar el estatus de realeza y modernidad”.
- Postura. Letizia está erguida, con una postura segura y majestuosa, lo que refuerza su papel institucional.
- Mirada. Su mirada directa, pero comunica autoridad y serenidad, sin emociones fuertes.
- Vestimenta y accesorios: El vestido de alta costura y la capa de Balenciaga representan lujo, exclusividad y una conexión con la alta moda española. Los accesorios minimalistas refuerzan esta estética.
- Impacto emocional: Es una imagen distante, que busca admiración más que empatía. Resalta el aspecto aspiracional de la monarquía.
Dos imágenes opuestas que se complementan
A grandes rasgos, nuestro experto destaca que, por un lado, “la imagen en Paiporta muestra una figura humana y accesible”. Mientras,“la imagen editorial proyecta una figura inalcanzable, casi divina. Los mensajes son opuestos, pero se complementan”. De hecho, Juanfran Velasco apunta a que esta dualidad es más que necesaria. “Mientras estamos acostumbrados a relacionar la monarquía con el lujo y la sofisticación; también es necesario ver a una Reina Letizia humana. Y cuando hablo de una estrategia de humanización, no me refiero a apoyar a determinadas causas sociales en un auditorio lleno de gente trajeada, sino estar con las personas, sin aplausos, acompañarlas en su llanto, dolor e indignación”, mantiene.
“Estábamos más acostumbrados a ver esta cercanía durante los atentados terroristas, y hacía tiempo que no se repetía. Esa dualidad de la Reina como representante de una institución histórica y como figura humana cercana al pueblo es lo que cautiva, incluso en círculos que no son afines a la Monarquía. Su silencio y su escucha, pero también cuando habla. A Letizia nos gusta verla en muchas facetas. Como madre, como periodista, como Reina. Con Terelu Campos (en la entrega del galardón póstumo a María Teresa Campos) o respondiendo a Alsina (Onda Cero). Es ella, es imparable y ahora mismo uno de los sostenes de la reputación y la imagen moderna de la Casa Real”, concluye en su análisis para Lecturas.com