Tan solo sus hijos Carlos y Ana pudieron despedirse de la reina Isabel II. La princesa, única hija de la monarca, se encontraba ya en Balmoral los días previos a este 8 de septiembre. Al lado de su madre, fue la encargada de acudir a algunos de los actos que la reina, ya con una salud muy delicada, tuvo que cancelar. Su hijo Carlos acudió de urgencia a la llamada del equipo médico. Los demás miembros de la familia, no solo en príncipe Harry como en un primer momento se especuló, no llegó a tiempo para despedirse. El fallecimiento de Isabel II se comunicó a la primera ministra Liz Truss a las 16:30, hora local.
Desde que la reina Isabel II recibiese a la primera ministra en el Palacio de Balmoral empezaron a sonar las alarmas sobre su estado de salud. Una mancha en la mano hacía pensar que la reina no pasaba por un buen momento. Tras el acto, los médicos alertaron a la monarca de su necesidad de descanso. Así fue y canceló su agenda. Empezaba un final que ninguno de sus hijos y nietos hubiesen querido nunca vivir.
El comunicado emitido por Buckingham Palace este 8 de septiembre hacía pensar que la situación de la reina Isabel era grave. Hasta ahora, habían sido contadísimas ocasiones en las que se había informado de los contratiempos de salud de la reina. A partir de entonces, el silencio hasta el fatal desenlace. Su familia viajaba de urgencia a Balmoral para estar al lado de la monarca. Liz Truss confirmaba horas después que había sido a las 16:30 cuando se le comunicó personalmente la noticia. Tardarían dos horas en hacerlo público.
Sus hijos Carlos y Ana, a su lado
Pese a que en un primer momento se afirmó que tan solo el príncipe Harry, que se encontraba en Londres, no pudo llegar a tiempo para despedirse de la reina Isabel, las últimas informaciones que maneja los medios británicos apuntan que solo sus hijos Carlos y Ana pudieron estar al lado de su madre. La princesa Ana llevaba, de hecho, ya días instalada en Balmoral y fue la encargada de suplir a su madre en algunos compromisos adquiridos. En el caso del entonces príncipe Carlos, este acudió de urgencia al conocer la gravedad del estado de su madre.
El resto de la familia no pudo llegar a tiempo. Ni los príncipes Andrés y Eduardo ni el príncipe Guillermo. Cuando acudieron a Balmoral, la reina ya había fallecido. Se esperó, de hecho, a que la familia estuviese ya reunida en Escocia para comunicar la noticia de forma oficial, aunque ya se habían iniciado los trámites oficiales por parte del rey Carlos.
Unos meses convulsos
Si por algo han estado marcados los últimos meses de Isabel II, ha sido por estos baches que incluso le han impedido asistir a algunos actos emblemáticos y a otros a los que nunca fallaba. De hecho, en sus últimos días fueron varios los actos que tuvo que cancelar. Incluso los que tenía previsto hacer de forma telemática. Hace unos días sí que se encontró con Liz Truss, la primera ministra de Reino Unido, con motivo de su estreno en el cargo. Pero sin tener en cuenta este, fueron muchos los actos y reuniones a los que tuvo que decir que no en sus últimos tiempos. Cancelaciones a sumar a otras muy señaladas, en especial una de ellas.
Una de las grandes celebraciones del último año fue la del Jubileo de Platino. Isabel II festejó el pasado mes de junio sus 70 años de reinado, y para la ocasión hubo varios actos en Reino Unido. Desfiles, conciertos o misas fueron algunos de los eventos relacionados con esta fecha tan señalada. Y si algo llamó la atención fue que la reina de Inglaterra fue la gran ausente de la gran mayoría. Debido a su delicado estado de salud, no estuvo junto a su familia en estos momentos tan señalados.
Esto sucedió tan solo unos meses después de que la reina Isabel II se contagiara de covid. El pasado mes de febrero la monarca dio positivo en coronavirus después de dos años sin contagiarse de la enfermedad. Otro contratiempo de salud que marcó el último año de la monarca, que siempre había presumido de gozar de una salud de hierro.
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A esto hay que sumar su marcha de Buckingham y de Windsor. Los últimos meses de su vida, Isabel II encontró en Balmoral el lugar en el que refugiarse y estar tranquila. Ha sido desde allí desde donde ha trabajado y se ha reunido con su familia. Incluso actos que siempre se habían llevado a cabo en Buckingham Palace, los estaba llevando a cabo allí.