Hace ya muchos años que Estefanía de Mónaco se ganó el título de 'princesa rebelde'. Sus inesperados romances, su peculiar vida y su enemistad con su propia hermana, Carolina, la convirtió en uno de los miembros de la Casa Real de Mónaco que más interés despertaba. Sin embargo, la madre de Louis Ducruet nunca se ha sentido del todo cómoda con toda la atención mediática que rodeaba a su familia.
Es por eso que la princesa escoge muy bien a qué actos va y de cuáles se ausenta. Hay uno que se ha convertido en su cita más especial e ineludible: el Festival Internacional del Circo de Montecarlo. Año tras año, Estefanía se acerca hasta la lujosa carpa de l'Espace Fontvieille para disfrutar del espectáculo que los artistas circenses han preparado.
Durante la semana del 13 al 19 de enero, ha tenido lugar en Montecarlo la 47 edición de esta tradición. La anterior edición estuvo marcada por la preocupación por la princesa, ya que días antes habían salido a la luz unas preocupantes imágenes de ella.
A lo largo de varios días hemos podido ver a la princesa inaugurar los diferentes espectáculos. No ha estado sola. Estefanía ha estado arropada en todo momento por varios miembros de su familia, como su hermano el príncipe Alberto y su hijo Louis Ducruet, que acudió junto a Marie Chevallier que ha dado a luz a su segundo hijo. También estaba su hija Camille Gottlieb, que la acompañó en dos veladas, el presentador francés Stéphane Bern y el modelo Baptiste Giabiconi.
La hija de Grace Kelly saludaba a los allí reunidos y se sentaba en el palco, donde se ha dado un baño de masas y ha disfrutado del espectáculo preparado. Aunque ha mantenido su actitud reservada, no ha dudado en agradecer las ovaciones del público. Gracias a las redes sociales de la Casa Real de Mónaco y del propio festival hemos podido percibir que la princesa ha optado para todas sus apariciones por variaciones del mismo estilismo: un traje de dos piezas y un foulard con estampados vinculados con el circo.
Eso sí, esta edición tuvo un punto lúgubre con el minuto de silencio que se hizo en homenaje a Didier Guillaume, ministro de Estado del Principado de Mónaco. Era este viernes cuando la Corona monegasca daba a conocer esta terrible perdida y, apenas unas horas después, el príncipe Alberto emitía un mensaje personal.
"Estoy profundamente conmovido por la pérdida de un hombre de compromiso y corazón. El Principado de Mónaco pierde a un sirviente ejemplar, cuya acción y lealtad quedarán grabadas en nuestros recuerdos. Envío mis sinceras condolencias a su familia, y mis más cálidos pensamientos a todos los que hoy están de luto por él", ha expresado.
El amor de Estefanía de Mónaco por el circo
No es casualidad que este sea el acto favorito de Estefanía de Mónaco. Su padre, el príncipe Rainiero, fue quien le transmitió este cariño y admiración por el mundo circense. Unos espectáculos en los que la organización y la disciplina son clave para crear un ambiente mágico para el público. Desde que eran muy pequeños, el soberano introdujo a sus tres hijos en los secretos detrás de este arte, pero fue Estefanía la que quedó totalmente fascinada por ello.
"Él siempre me llevó con él", reveló la princesa para el medio 'Point de vue' hace algún tiempo. "Mi padre iba a ver circos por toda Europa y siempre me llevaba con él. En cuanto llegaba un circo a la región, íbamos rápidamente a verlo", relató. Estos recuerdos progenitor han llevado a la princesa a estar totalmente volcada en este proyecto. "Su amor por el circo es lo que mi padre me transmitió profundamente", confirmó hace unos años.
Además, fue el fundador del festival que ahora Estefanía vive como una cita ineludible. En 1974, el monarca decidió crear este certamen para apoyar a los artistas del circo y a sus familias. Una forma de reconocer su talento y esfuerzo por crear un entretenimiento de calidad. Este objetivo inicial se ha ido transformando a lo largo del tiempo, pero la hija pequeña de su creador se ha asegurado de que la esencia no cambie.
Incluso ha intentado modernizarlo con nuevas generaciones y un nuevo concurso con el que atraer al talento joven. De esta manera, este idilio de Estefanía de Mónaco con el circo no es solo un compromiso o tradición familiar o de la Corona, sino que se trata de un evento muy cercano a su corazón.