En los últimos meses se ha hablado mucho de la naturalidad de la reina Letizia (51 años). Hace unos días se saltaba todos los protocolos para saludar a los curiosos que se agolpaban a las puertas del Palacio Real de Aranjuez y hoy ha tenido que hacer frente a un contratiempo estilístico en pleno acto.
Este miércoles, los reyes Felipe y Letizia han presidido la Recepción Anual al Cuerpo Diplomático, una velada solemne en la que han tenido que saludar a sus cientos de invitados cuando de un momento a otro la pulsera que llevaba la Reina ha terminado en el suelo.
Para esta cita protocolaria, la Reina ha sacado a relucir un conjunto de pendientes, gargantilla y pulsera de diamantes y rubíes. Pues bien, ha sido la pulsera la que se le ha caído en medio del tradicional besamanos. Al ser consciente, ha sido ella misma quien, sin borrar la sonrisa de su rostro, se ha agachado rápidamente para recogerla y lejos de pedir a algún miembro de su equipo que se la guardaran, ha recurrido a su marido para que le ayudara a abrochársela de nuevo.
Doña Letizia le ha explicado a su marido lo que le había ocurrido y don Felipe, de buena gana, ha cumplido con la petición de su mujer ante la atenta mirada del Presidente del Gobierno. Después, todos juntos han accedido accedido al salón donde ha tenido lugar el almuerzo que ha dado comienzo tras el discurso del Rey.
Esta no es la primera vez que la reina Letizia tiene que hacer frente a este tipo de situaciones 'tierra trágame' que ella solventa con una gran naturalidad. Es imposible olvidar cuando se le abrió el bolso en medio de un acto en Estocolmo (Suecia) dejando al descubierto todo lo que guardaba o más recientemente en la Pascua Militar de 2022 cuando se le cayó el broche que llevaba.
La reina Letizia, la más elegante con vestido camisero y zafiros con historia
Siguiendo a rajatabla las normas estilísticas establecidas para este tipo de actos, doña Letizia ha reciclado el vestido camisero azul marino que estrenó para la Pascua Militar en 2020. Se trata de un diseño práctico y cómodo a la par que elegante que destaca por el cuello chimenea, la abotonadura forrada, falda de vuelo y un cinturón de la misma tela, que realzaba más si cabe su silueta.
Al margen del vestido ha llamado la atención las joyas que doña Letizia ha rescatado de su joyero personal. Se trata de un conjunto de pendientes y gargantilla de diamantes y zafiros coronados por una gran perla que los reyes Juan Carlos y Sofía le regalaron tras su compromiso con don Felipe. Piezas de gran valor que estrenó en la cena previa a su boda y solo ha recuperados en dos ocasiones más.