La reina Letizia siempre ha ofrecido una imagen de mujer extremadamente profesional con escasas muestras de naturalidad y una vez más, ese perfil serio, prudente e imperturbable es una de las características principales de las comparecencias diarias que protagoniza desde los diferentes despachos del palacio de la Zarzuela.

Después de quince días de confinamiento tras el positivo de Irene Montero, la mujer de Felipe VI retomaba una agenda institucional de lo más peculiar que pasaba por infinidad de videollamadas para interesarse por la evolución de la situación en diferentes sectores. En solitario o junto a su marido, los gestos y actitudes de la Reina en cada fotografía han sido observados al milímetro y ahora podemos hablar de una evidente estrategia.