Así ha afectado a Kate Middleton el cáncer de su suegro, el rey Carlos III

La Casa Real británica está viviendo sus horas más bajas... A la delicada operación abdominal de Kate Middleton (42 años) el pasado 16 de enero se sumaba una cirugía en la próstata de Carlos III (76 años). Lo que nadie esperaba es que esa intervención sacara a la luz algo mucho más serio y preocupante, un cáncer. El anuncio por parte de Buckingham Palace provocó que toda la atención (y preocupación) pasara de la princesa de Gales, quien sigue convaleciente en Adelaide Cottage, a su suegro, que ya ha empezado su dura batalla contra esta terrible enfermedad.

Pero, ¿cómo ha afectado el anuncio del cáncer de Carlos III a Kate Middleton? A la evidente preocupación por el vínculo familiar que les une, la princesa de Gales ha tenido que ver cómo su marido ha tenido que dejarla para volver de manera inmediata a sus obligaciones institucionales. Además, la magnitud de la enfermedad del soberano ha cambiado el foco de los medios. Las portadas de la prensa nacional e internacional han dejado a un lado a Kate Middleton para centrarse por completo en Carlos III. En un principio su dolencia acaparó todo el protagonismo pero desde hace dos días ha sido 'silenciada' por completo, algo con lo que se habrá sentido aliviada y libre para afrontar su recuperación sin sobresaltos. 

Por si esto fuera poco, se ha vuelto a avivar la guerra entre Guillermo y Harry, y por consiguiente la de Kate y Meghan. El duque de Sussex no dudaba en viajar a Londres nada más enterarse de la enfermedad de su padre, un gesto que en un principio muchos vieron como un claro acercamiento familiar. Sin embargo, el príncipe de Gales no está por la labor de encontrarse con su hermano porque "está ocupado con otras cosas". 

Kate Middleton y Carlos III: dos posiciones opuestas para afrontar la enfermedad

Kate Middleton y Carlos III han seguido una línea muy diferente en lo relativo a la comunicación de sus respectivas enfermedades. Con dos horas de diferencia, desde Kensington Palace se comunicaba la "operación abdominal" de la princesa de Gales de la que no se especificó nada al respecto y la mantendría alejada de sus compromisos oficiales tres meses. Un silencio incomprensible que dio lugar a infinidad de especulaciones. Después llegaba el turno del Rey. En su caso, se abordó con lujo de detalles que se trataba de una cirugía de agrandamiento de la próstata que no contaba con mayor complicación. 

Según la Casa Real, era una forma de acercar al monarca a los súbditos con dolencias que puede sufrir cualquier persona. Sin embargo, el deseo de la princesa de Gales ha sido llevar su operación y posterior convalecencia con un secretismo absoluto. De hecho, no existe ninguna imagen de Kate desde el pasado 25 de diciembre, cuando asistió junto a toda la familia a la tradicional misa de Navidad. Muy al contrario que su suegro, que no dudaba en aparecer públicamente unas horas después de anunciar que padece cáncer para dar normalidad a la situación.