La reina Letizia (51 años) no comenzó con buen pie cuando llegó a la Casa Real. No porque ella hiciera nada especial que sentara mal a don Juan Carlos I y doña Sofía sino que su simple presencia (por venir de un origen humilde y no tener sangre azul) molestaba porque seguramente no era suficiente para Felipe. Durante años los rumores de mala relación han estado muy vivos e incluso se ha llegado a decir que había una campaña de desprestigio originada desde la propia familia real. "Se le acusaba de todo: de ser una frívola interesada solo en los modelitos y en las operaciones de estética, de tratar mal a su suegra, de llevarse mal con las cuñadas, de tener problemas de anorexia, de no educar bien a sus hijas... ¡Por no hablar de su familia! Cuanto más penosas eran las apariciones públicas de don Juan Carlos, más arreciaban las críticas a Letizia", explicó Pilar Eyre en Lecturas.
Lo que es una realidad es que la relación entre Letizia y sus suegros nunca ha sido cercana, ni siquiera cuando era una recién llegada. "Juan Carlos no quería a esta última porque era periodista y temía que filtrara informaciones", explicó la experta en Casa Real. El monarca comentaba en sus círculos cercanos que ella no era suficiente e incluso se avergonzaba de que Felipe se hubiera enamorado de la nieta de un taxista, una cualquiera sin apellido. Una mujer divorciada con un pasado republicano, aunque parece que el verdadero problema era su trabajo: "¿No entiendes que le contará a todo el mundo lo que pasa en esta casa?".
De hecho, tal era el 'miedo' que tenía don Juan Carlos a su nuera que incluso se refería a ella con un mote nada amigable. Y es que según revela el libro "Ladies of Spain: Sofía, Elena, Letizia y Cristina, entre el amor y el deber", el emérito supuestamente llamaba a Letizia "the enemy within", algo así como 'el caballo de Troya', escriben en 'The List'.
El apodo de la reina Letizia
Desde luego que Juan Carlos no quería de ninguna de las maneras que Letizia llegara algún día a ser reina. Tal y como cuenta nuestra colaboradora, "el principal obstáculo para que Felipe reinase no era su falta de preparación, ya que todo el mundo sabía de sus cualidades, sino quién era su mujer". De hecho Pilar cuenta en Lecturas que el emérito llegó a pedir a Felipe se divorciara si quería reinar". Él a su vez dijo se divorciaría de Sofía y se casaría con Corinna, que tendría no un estatus de reina, pero sí de alteza real a la manera de la duquesa de Cornualles, y podrían celebrar juntos, en 2015, el 40 aniversario de su reinado con una gran fiesta a la que estarían invitados todos los monarcas del planeta, oficializando así la nueva pareja real, Juan Carlos y Corinna".
Sin duda una locura que nunca llegó a suceder. De hecho, el entonces príncipe, que tenía 37 años, se plantó de una vez por todas: "Si no soy feliz tampoco podría ser un buen rey, o Letizia o nada", explicó Eyre, que cuenta que el padre de la infanta Elena y Cristina quería la esposa perfecta y la periodista desde luego no lo era.
Además, en medio de toda esta espiral contra la ahora Reina surgió una última estocada para deshacerse de ella. "Se había corrido el rumor de que alguien estaba sometiendo a la princesa de Asturias a chantaje, una situación muy delicada que invalidaba su camino hacia la corona de España. En esas condiciones era impensable que el Rey abdicara", explica Eyre, convencida de que todo cambió después de una llamada de Felipe González en la que no sabemos qué dijo. "Fue entones cuando Juan Carlos decidió emitir un comunicado que cogió por sorpresa a su propia familia: tanto Sofía como Felipe estaban en el extranjero y Letizia en casa de su padre", explica.
Letizia, una lucha constante por simplemente 'estar y ser'
El camino de la Reina hacia el trono consorte no ha sido para nada un camino de rosas. Desde el primer día que se confirmara, lo hizo Terelu Campos desde 'Con T de Tarde', muchos medios, periodistas y opiniólogos han sido sus detractores, quienes ppr unas o por otras han intentado siempre dejar en un mal lugar a la mujer de Felipe VI a través de críticas nada constructivas. Daba igual se fuera muy educada que se comportase demasiado natural y fuera al supermercado: cualquier cosa servía para lanzarla a los leones.
Por si fuera poco, el día que enseñó su anillo de compromiso todos los españoles se dieron cuenta de su carisma. Odiada y criticada por todos aquellos amantes del protocolo y querida por el resto por mostrarse tan natural, ahí es cuando mandó callar al Rey y cuando excavó su propia tumba: "Está claro que a partir de ahora y de forma progresiva voy a integrarme en esta nueva vida con las responsabilidades que conlleva y con el apoyo y el cariño de…". Felipe VI trató de decir algo, pero ella respondió tajante y sonriente con un "déjame terminar". "Con el cariño de los reyes y el ejemplo de la reina doña Sofía", pudo finalmente concluir.
Durante años la reina tuvo que resignarse a un segundo plano teniendo un perfil más bajo y en la sombra, pero parece que poco a poco ha resurgido de las cenizas con un ave Fénix. Y es que tener personalidad, y la suegra de Don Juan Carlos la tiene, no gusta a muchos y a otros les parece un arma de doble filo. De ahí ese mote que el emérito puso a su nuera, a la que muchos culpan de la caía sin frenos del padre del actual Rey. Sea como fuere es de admirar que la reina se atreva a ir a un supermercado o cualquier otro lugar que le plazca cuando quiera. Y es que al final y al cabo es una mujer que quiere hace una vida más normal dentro de sus posibilidades.
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