Amalia de Holanda (19 años) se vio obligada a cambiar sus planes de manera radical cuando empezó a recibir amenazas de muerte por parte de un grupo mafioso el pasado mes de noviembre. Por aquel entonces, la primogénita de Máxima y Guillermo de Orange había comenzado en la Universidad y residía en un piso compartido junto a varios compañeros.
Desde entonces, su vida ha cambiado por completo. El propio monarca mostró su desasosiego por cómo estaba afectando la situación a su hija mayor: "No puede salir. Es muy difícil para ella. No tiene la misma vida que sus compañeros... pero estoy muy orgulloso de ella". Declaraciones que Máxima subrayó alabando la forma en la que la joven lo estaba llevando. La joven se encerraba en palacio y el hermetismo entorno a ella se multiplicó por 1000, hasta el punto de que sus apariciones públicas se reducieron a mínimos, hasta que hace solo unas semanas debutaba en su primer viaje de Estado en compañía de sus padres.
Ahora, tres meses después de la llegada de esos mensajes encriptados, Amalia rompía su silencio y abordaba la coyuntura durante su estancia en El Caribe: "Todavía lo estoy pasando muy mal. Echo de menos la vida de estudiante, pasear por la calle, entrar en una tienda sin problemas… y espero que las cosas cambien lo antes posible", exponía con un fuerte pesar.
Esta situación tiene muy preocupados a Máxima y Guilermo, quienes temen que todo esto tenga "enormes consecuencias para su vida".
Amalia de Holanda, protagonista absoluta del viaje de Estado a El Caribe
El primer viaje oficial de la princesa Amalia ha sido la oportunidad perfecta para dejar atrás el miedo y para conocer más a fondo a la heredera al trono holandés. La joven, que el pasado mes de diciembre cumplió 19 años, ha mostrado su mejor versión. Aunque en un primer momento se colocó a la sombra de sus padres, muy pronto sacó a relucir su naturalidad en cada uno de los compromisos oficiales que ha protagonizado.
Poco a poco, su papel como heredera al trono se va perfilando con una agenda institucional mucho más cargada de actos no solo en compañía de sus padres, sino también en solitario.