5 años del ‘Megexit', protagonizado por Meghan Markle y el príncipe Harry: cronología del mayor feo a la Corona británica

Desgranamos cómo fue la polémica salida de Harry y de Meghan Markle del Reino Unido y de cómo su decisión trastocó, para siempre, una de las instituciones monárquicas más sólidas

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Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe digital de Lecturas

Meghan Markle y Harry
GTRES

Cuando Meghan Markle miró de aquella manera al príncipe Harry, este ya sabía que la decisión estaba tomada. No había marcha atrás. Juntos, de la mano y sin mirar atrás, pisaban el pedal del acelerador y emprendían una huida hacia adelante como si fueran los protagonistas de una película de Brian De Palma. Aunque aquí, la sangre se cambiaba por los diamantes, los disparos de las pistolas por los flashes de los reporteros, y los navajazos por comentarios hirientes procedentes de la propia familia. 

Probablemente, de no haberse casado con la ex actriz, Harry todavía sería miembro de pleno derecho de la familia real británica. Pero, cuando este conoció a Markle esta se volvió toda su vida. Según él, Meghan logró sanar viejas heridas del pasado que habían permanecido supurantes. Ella le dio un hogar y el sentimiento de sentirse querido. A su lado, se despidió del desamparo que llevaba soportando desde la muerte de su madre. Sí, si Meghan Markle no hubiera llegado a su vida, él aún viviría cerca de Londres, pero también sería infinitamente más infeliz.

Los Sussex aseguraban estar "aterrorizados"

No fue un único hecho aislado el que les hizo tomar la decisión. Fue un cúmulo de circunstancias. Meghan Markle ha relatado estas en innumerables ocasiones. La mayor parte de ellas, cobrando un importante caché. Su determinación no fue entendida y, en ocasiones, resultó ridiculizada. De ahí que los protagonistas necesitaran explicarse. 

El príncipe Harry ha hablado de miedo y de acoso. El trauma que este padre de dos hijos aún tiene con la muerte de su madre, Lady Di, continúa impregnando su día a día. Es un asunto pendiente que, puede, jamás llegue a superar. El matrimonio se sentía acorralado, tanto por la institución como por los tabloides británicos, que los convirtieron en sus objetivos favoritos. 

Meghan Markle y Harry
Instagram @netflix

En Palacio el clima no era mejor. En su documental para Netflix, Meghan Markle ha reconocido haber sentido rechazo por sus orígenes y por su color de piel. La intérprete de ‘Suits’ es hija de una mujer afroamericana, por lo que su raza, en ocasiones, ha sido usada en su contra por las mentes más retrógradas. Cuando nació su hijo mayor, Archie, este tema se volvió aún más incómodo. Gente muy próxima a ellos destiló el peor veneno y el más racista, nada más conocerle. 

Meghan y Harry no son los primeros que han roto con la familia real británica

Ante unas circunstancias como estas, Meghan se sentía atrapada en una jaula de oro. Sí, vivía en una casita preciosa, cerca de un palacio, con las mejores atenciones y un empleo en el que recibía el cariño de todos los británicos. Pero había algo más. Los inconvenientes anteriormente nombrados empezaron a pesar más y esto provocó en ella una depresión. 

Harry temió por la integridad de su mujer y juntos tomaron la decisión de hacer algo impensable: romper con la familia real británica. Sería un escándalo, sí. Pero les daría las alas que necesitaban para volar muy lejos de Buckingham y eso era justamente lo que necesitaban.

Además, no fueron los primeros. Ni tampoco serán los últimos. Eduardo VIII, el tío de su abuela, renunció a todos sus privilegios y hasta al trono por apostar por su amor por Wallis Simpson. De hecho, por eso Isabel II llegó al trono. Cuando el Rey legítimo de Inglaterra, abdicó, la corona recayó en Jorge VI, progenitor de la icónica Lilibet. A la muerte de este, ella asumió la jefatura del estado. 

Isabel II dio su visto bueno a la decisión

Conociendo estos antecedentes en la familia, no es de extrañar que Harry diera un volantazo a sus responsabilidades y lo apostara todo a su corazón. En enero de 2020, la pareja hizo público su deseo de apartarse de la Familia Real, una decisión que fue respetada y anunciada por la propia Isabel II. “Mi familia y yo apoyamos completamente el deseo de Harry y Meghan de crear una nueva vida como una familia joven. Si bien hubiéramos preferido que siguieran siendo parte de los miembros de la familia real que trabajan a tiempo completo, respetamos y entendemos su deseo de vivir una vida más independiente. Harry y Meghan han dejado claro que no quieren depender de fondos públicos en sus nuevas vidas”. 

Cuando abril llegó al calendario, Harry y Meghan Markle ya lo habían empacado todo y tenían nueva casa en Los Ángeles. La pareja escogía para vivir la apacible localidad de Montecito, ahora asolada por los incendios de California

La nueva vida de Harry y Meghan

Toda la familia se trasladó a Estados Unidos, a Los Ángeles. Una ciudad que Markle conocía muy bien; puesto que ella había crecido en ella y la había recorrido en su juventud buscando castings y oportunidades en las que demostrar su valía como actriz. Una vez allí instalados, la pareja se blindó y aprovechó que ya no eran miembros de pleno derecho de la realeza. Estos protegieron a sus pequeños, su gran preocupación, y dejaron de compartir cosas de ellos. Tampoco sus rostros. Ya eran niños anónimos y esa era una de las grandes finalidades de la mudanza. 

Meghan Markle
Instagram @netflix

Cuando después hablaron con Oprah sobre los motivos que les llevaron a, prácticamente, huir del país que vio nacer a Harry, no se dejaron nada en el tintero. Aquellas declaraciones fueron gasolina y mechero para una institución plagada de sombras, por lo que, en esos días, todos tuvieron que redoblar sus esfuerzos en mostrarse con las mejores sonrisas y los planes más entrañables y solidarios. Kate y Guillermo no salieron bien parados en esas entrevistas, pero el compromiso del matrimonio con los Windsor es tal que se dejaron la piel en ofrecer una visión que distaba de ser la que los Sussex habían compartido, ya desde el sol de California. 

Desde entonces, él ha acudido al Reino Unido en, tan solo, momentos muy puntuales, la última vez, en relación con los juegos que apadrina, los Invictus, antes de ello, para visitar a su padre cuando anunció que padecía cáncer. Las visitas de Meghan han sido aún más escuetas. Solo dejó Los Ángeles para acudir a los funerales y homenajes por Isabel II, de la que siempre se ha mostrado una gran defensora. 

5 años después de aquel comunicado, sus protagonistas parecen felices y satisfechos con la decisión que tomaron. Ella se postula como la nueva estrella del estilo de vida, con un programa propio y unas redes sociales donde comparte detalles de esta idílica rutina que vende a quien la observa. Él, por su parte, está centrado en sus compromisos con la fundación que crearon y con el deporte. Pero si de algo están satisfechos, tanto Harry como Meghan, es que el color de piel de sus hijos haya dejado de ser motivo de tema de conversación. Su protección lo merece todo. Hasta renunciar al trono.