Carolina Molas ya no puede más. Tras haber estado los últimos 14 días dando la cara por su hijo Íñigo Onieva, ha llegado a un punto que no aguanta tanta presión. Y es que, como su hijo continúa ‘desaparecido’ y no se sabe dónde está viviendo estos días post ruptura, la única a la que vemos es a esta madre de tres; que trata de continuar con su vida. Quizás por eso, la única solución que ha encontrado para recuperar al menos un poco de paz ha sido tomar distancia con sus redes sociales.
La ex suegra de Tamara Falcó ha decidido cerrar sus redes sociales a todo aquel que no sea amigo, para no estar sometida a la presión de los comentarios maliciosos. Está claro que toda esta situación le está sobrepasando, tal y como pudimos ver la semana pasada cuando las cámaras de ‘Sálvame’ la captaron llorando por tanta presión. Y es que no debe de ser nada de fácil para una madre como Carolina Molas llevar sobre sus hombros todo el peso de la atención mediática; puesto que su hijo Íñigo Onieva "no ha tenido la valentía de dar la cara”, tal y como analizaba Terelu esta semana en su blog para Lecturas.
Carolina Molas se cierra en banda a todos los comentarios exteriores de ‘haters’ que solo aterrizaban en su perfil, hasta hace unos días público, para volcar sus bilis en ella. No lo piensa tolerar. A partir de ahora, todo aquel que desee echar un vistazo a sus fotos, vídeos y demás tendrá que ser amigo, y no creemos que ahora esté dispuesta a aceptar cualquier petición. De esta manera, se blinda un poco más a todo aquello que pueda hacerle daño; puesto que una situación así puede pasar factura emocionalmente.
No es la única de su familia que ha visto cómo sus redes sociales cambiaban su configuración. Si Carolina Molas volvía su perfil en Instagram privado, Íñigo Onieva restringía la semana pasada los comentarios; pero aún lo mantiene público. De hecho, ha sido su mediática ruptura lo que ha disparado sus seguidores y ha alcanzado la nada desdeñable cifra de 100.000 seguidores. Todo un influencer debido a un corazón roto.