En las primeras entregas de ‘MasterChef 5’ hemos sido testigos de varios retos culinarios, dos de los peores platos que han pasado por las cocinas del programa en toda su historia y lo más dulce de todo: una historia amor en sus albores, la que protagonizan Miri y Jorge.
Estos dos compañeros, con buena química desde el principio, no pararon de lanzarse piropos desde que hicieron la prueba de acceso. El programa quiso que ellos cerraran el casting poniéndolos a competir uno contra otro. Los jueces solo tenían un delantal, pero no pudieron separarlos, ¡se estaba cocinando el plato más importante de sus vidas! Así que entraron los dos al talent show más exigente de la televisión.
En el programa 3 su buena sintonía se ha consolidado. Reconocen ponerse muy nerviosos cuando tienen al otro cerca, y no pueden concentrarse como es debido. Mal asunto ese en MasterChef… Además, los jueces no hacen más que gastarles bromitas sobre cómo les ven y lo unidos que están.
Ayer vivieron uno de los programas más tensos, Jorge tenía que participar en la prueba de expulsión, puesto que no había sido un buen capitán y llevó a su equipo a lucir el delantal negro. Miri, a salvo en la balconada del plató, tragaba saliva. Su compañero predilecto caminaba de puntillas por un alambre que no hacía más que tambalearse. La angustia era muy real. Finalmente, el jurado convino que quien debía abandonar los fogones era Salva. Jorge se libró, pudo regresar con el grupo, abrazar a su ‘instagrammer’ preferida y continuar una semana más. Y nosotros, desde casa, enganchados al culebrón comidista del año. Si vivimos intensamente el ‘Escondidos’ de Chenoa y Bisbal, cuando estos dos preparen unas buenas migas con chorizo lloraremos embargados por la profunda emoción.