Elena Tablada y Javier Ungría ya son marido y mujer a los ojos de Dios y de la iglesia, porque casados ya estaban desde que contrajeron matrimonio civil en Miami el pasado 15 de agosto. Pero si ese día su boda fue algo desangelada, con solo los testigos y el juez de paz, ahora Elena ha podido disfrutar por fin de la boda que siempre había soñado.
Quiso Elena casarse en Cuba donde hace un año Javier le pidió la mano, durante unas inolvidables vacaciones. Y para rizar el rizo, la diseñadora eligió la iglesia de San Juan de Letrán, en el barrio de El Vedado, donde hace medio siglo se casaron sus abuelos, Jorge Tablada y Elena Moure, quienes luego emigrarían a España. Y así ha sido.
Aunque ha habido grandes ausencias en esta boda –desplazarse a Cuba no es como irse a la ermita de un pueblo cercano–, Elena sí ha podido contar con algunas de sus grandes amistades, como Lucía Hoyos, Rocío Martín Berrocal, el diseñador Cristo Báñez, o Raquel Perera, la mujer de Alejandro Sanz. El cantante, padrino de la hija de Elena y David Bisbal, excusó su asistencia al enlace por no estar conforme con el régimen cubano con Raúl Castro al frente.
Tras la cemonia religiosa, que empezó a las 15.30 de la tarde, los recién casados y sus invitados se dirigieron al restaurante La Divina Pastora, especializado en pescado, marisco y cocina tradicional cubana. El restaurante, uno de los más visitados por los turistas, se encuentra situado en un enclave privilegiado, la fortaleza San Carlos de la Cabaña, a la entrada de la bahía de La Habana. Además de ser uno de los mejores establecimientos de la ciudad, cuenta con unas magníficas vistas al mar y a la entrada del puerto.
El restaurante se encuentra en la otra orilla del hotel en el que se han hospedado los novios y algunos de sus invitados, el Iberostar GRand Packard. La suite que ocuparon Elena Tablada y Javier Ungría cuesta 1.300 euros por noche.