Si por Miguel Marcos, su prometido, Belén Esteban saca las uñas; por su madre no puede más que quebrarse y acabar entre lágrimas. Y es que Carmen Menéndez lo es todo para la colaboradora televisiva, que acaba de protagonizar su vuelta a los platós en 'Sábado Deluxe'. Madre e hija han vivido mucho juntas, y velan la una por la otra.
Carmen es la mujer que más admira Belén. De ella, ha aprendido el sentido del sacrificio, y valores elementales, pero que tienen una importancia capital en su vida, como la familia. Si la matriarca cuidó y crió de forma abnegada a la tertuliana y a sus hermanos (y después a sus nietos), ahora le ha tocado el turno de devolverle este gran gesto, esta gran lección que no se encuentra en los libros. Como toda ley de vida pero, desde que Belén le comunicó que se casaba, reconoce que vive entre la felicidad exultante y la preocupación por su madre, que se encuentra "delicada de salud".
Precisamente ese fue uno de los momentos más emocionantes de toda esta bonita aventura que empezó con Miguel colocando el anillo de prometida a la princesa del pueblo. Sin embargo, Esteban no ha podido evitar que nazca en ella la sensación de la inquietud.
Belén contaba, en la entrevista que ha ofrecido en exclusiva a Lecturas, que Miguel y ella le dieron a su madre la feliz noticia "cuando estuvimos con ella de vacaciones. El mejor momento de este verano, para mí". "Le dije: "El año que viene, cuando vayas a Madrid, tenemos que ir a hacerte un vestido", explicaba a María Patiño con los ojos llorosos y la voz quebrada.
La emoción la inunda cada vez que recuerda ese momento. "Se puso a llorar. Ella siempre ha sufrido mucho por mí y ahora ve cómo estoy de bien. Mi vida ha dado un giro de 180 grados y ella es la mujer más feliz del mundo porque estoy con un hombre a mi lado que merece la pena", contaba en Lecturas. Aunque ha reconocido que con la alegría y los nervios, "le ha dado un poco de bajón. (...) No es muy mayor, pero está un poco delicada, un poco pachuchilla", afirma con cierto desasosiego. Por suerte, y aunque Belén viva en Madrid y Carmen en Benidorm, todos están muy pendientes de ella y de lo que necesite.
En el momento de expresar el mayor deseo para su boda es cuando Belén conecta totalmente con las emociones y sentimientos que se mezclan en su interior, y lo que la lleva a romperse por completo. No se trata ni de llevar dos vestidos preciosos o una vistosa tarta o de un enlace lujoso. "Para mí es muy importante que mi madre me vea casarme y que disfrute ese día muchísimo. Sé que se va a acordar mucho de mi padre, yo también un montón [se le quiebra la voz por la emoción]. Quiero que mi madre vaya guapa no, lo siguiente, y que esté ese día contenta de ver a su hija", decía a nuestra revista. "Lo único que pido es que el 22 de junio esté bien", condensaba en directo.