Una de cal y otra de arena. Así parece capear la vida a Belén Esteban. La princesa del pueblo atraviesa uno de esos momentos agridulces apenas dos semanas de pasar por el altar de nuevo con su ya marido, Miguel Marcos. Si el 22 de junio se convertía posiblemente en uno de los días más felices de su vida con su boda, el comienzo de julio le ha dejado ya un primer disgusto. Su madre, Carmen Menéndez, ha sido ingresada en el hospital por una operación de cataratas. Aunque no presenta grave riesgo y la operación ha salido bien, no deja de ser un disgusto y otra preocupación de salud familiar que se suma a otros episodios recientes de su entorno más cercano en los que sus momentos de felicidad se han empañado.
La intermitencia entre lo bueno y lo malo llegó en la previa a su boda por todo lo alto, con una mala noticia respecto a su hermano, Juan Pedro. También semanas antes del enlace supimos a través de la colaboradora de 'Sálvame' que este padece fibromialgia -esa enfermedad que ya todos reconocemos precisamente gracias a su histórica archienemiga, María José Campanario, quien la padece-. Juan estaba ingresado en el hospital por un fuerte ataque que, según ella misma explicó en el programa, le había tenido prácticamente inmovilizado y en silla de ruedas.
No es difícil retrotraerse al que, sin duda y hasta la fecha, ha sido el momento más duro en la vida de Belén: la muerte de su padre, Francisco Esteban de Diego. Es de sobra conocido y así lo ha demostrado a lo largo de estos años en televisión, la especial relación que les unía. Los achaques familiares y sus propios episodios con ingresos a causa de la diabetes han marcado la constante a golpes en la vida de Belén de la que, tirando de fuerza interior, Esteban ha seguido saliendo adelante sin dejar de emocionarse por ello.